Apoyo curricular a la repostulación
Ya era tiempo de que el ministro diga algo. En medio de las estridencias electorales, el silencio puede ser como un suicidio político. Hablar o hacer hablar ya es un aporte valioso a la causa. Incluso es preferible decir cualquier tontería a quedarse callado. Además, la tarea de romper lanzas con la derecha o con el imperio, es una resolución orgánica y vinculante, por lo que debe cumplirse a rajatabla.
Se juega el todo por el todo, como en febrero. Pero esta vez, el “segundo tiempo” va siendo cosa seria, aunque nada ni nadie está fuera de control; todos actúan bajo una misma línea de mando. Las consignas a seguir son conocidas: “Los fines justifican los medios” y “miente, miente; algo quedará”. De esa forma, por lo menos hasta ahora, todo marcha bien. El último grupo en incorporarse es la “banda de los cuatro”; dizque para reciclar la fórmula que hizo escarnio del voto popular en el pasado.
Pero la principal tarea actual es introducir cambios en los planes curriculares, con los logros de que se ufanan tanto los azules. Eso no es propaganda política ni proselitismo electoral, ha dicho el ministro: sólo se trata de poner al día la historia como se hizo con los sucesos del 52. Sin embargo, el veredicto de la historia, para ser tal, requiere de la perspectiva de tiempo. Se verificará de todas maneras el acatamiento de los maestros. ¡Ay del que se resista!, ése deberá “atenerse a las consecuencias”, conforme establece el Código Penal en materia de usos y costumbres plurinacionales.
“La revolución educativa avanza”, pero no siempre encuentra un camino expedito para avanzar. En todo caso, lo importante es observar la realidad tal cual es y no con anteojeras, parcialmente. Bien se sabe que la historia es el juez supremo, que no trabaja con mentiras sino con la verdad, aunque aquellas sirven a veces igual que la otra, sobre todo cuando se trata de ganar adeptos. En tal sentido, todo hasta ahora es correcto. Incluso se pondera la iniciativa del ministro quien, en un momento de lucidez, se despachó como si de verdad fuera pedagogo.
Los niños y los jóvenes merecen respeto, dijeron otras voces. Para que la visión sea propiamente histórica; es decir, completa, se ha propuesto considerar el siguiente inventario parcial de temas curriculares: El aislamiento y la soledad de Bolivia, el asalto armado al hotel “Las Américas”, el secuestro teatral del canciller en Chaparina; La Haya y el retroceso del tema del mar a fojas cero; los misiles y los cuentos chinos en Bolivia; los monumentos al despilfarro y los elefantes blancos, el desfalco millonario en el Fondioc, la corrupción y la inseguridad a la vuelta de la esquina, el golpe artero a la democracia, etc.
Una mención especial merece la política rescatada de la anterior dictadura. El Gral. Banzer cierta vez, dijo: “Yo prefiero una tonelada de lealtad a cambio de un gramo de inteligencia”, lo cual –por su utilidad– se halla hoy en plena vigencia. Sin ese lema no funcionaría, tal como funciona, toda la estructura burocrática del estado.
Bueno, esito sería, por ahora.
El autor es escritor, miembro del PEN Bolivia.
Columnas de DEMETRIO REYNOLDS