Las normas se las debe obedecer, con o sin control
Son las 12:20, hay una trancadera de por lo menos unas dos calles, pero no se trata de una avenida de alto tráfico, entonces ¿qué sucede? Resulta que un vehículo está parado en doble fila (porque no hay estacionamiento) en la puerta de un colegio, todo porque la señora madre decidió que es más cómodo detenerse ahí y tocar bocina para que su hijo salga corriendo y se suba al auto, que dejar el vehículo un poco más lejos y caminar.
Estoy segura, sin embargo, que si hubiera un policía o un guardia municipal controlando el tráfico en esa calle la señora no hubiera tomado esa decisión.
¿Qué sucede con nuestra idiosincrasia, como miembros de una sociedad?, ¿creemos que podemos violar la ley mientras no nos descubran?
Tenía un docente en la universidad que, durante los exámenes, nos decía: “Pueden sacar sus textos, consultar sus cuadernos, o sea, todo está permitido, menos que yo los descubra”. Creo que este es el pensamiento que tenemos todos. Puedo girar en U, mientras nadie me pille; puedo dejar la basura en la esquina del vecino, mientras nadie me vea; puedo manejar mi moto sin casco o con unas copitas encima, mientras no me cache la Policía.
Pero la verdad es que las reglas, en cualquier sociedad, están hechas para lograr una buena convivencia y mientras creamos que necesitamos un policía vigilándonos para cumplirlas, nunca creceremos como sociedad. Debemos obedecer las reglas, por el simple hecho de que es lo correcto.
Periodista de Los Tiempos
Columnas de Betty Rojas Rodríguez