Copa América: Inicio abierto
El día de hoy nuestra selección debuta en el torneo sudamericano más importante contra el siempre difícil Brasil.
Hay un claro favorito y es el equipo dueño de casa. Las diferencias de nivel en lo futbolístico son marcadas y esto inclina considerablemente la balanza al lado del cuadro que oficia como local.
Sin embargo, todo inicio abre la puerta y despierta la esperanza de hacer un buen papel. Esta no es la excepción; una renovada selección boliviana tendrá la chance de mostrar sus virtudes con su nuevo seleccionador, Eduardo Villegas, que quiere darle una identidad muy propia.
El haberse codeado con la selección de Francia, el último y vigente campeón del mundo, ha representado para varios jóvenes jugadores bolivianos una experiencia que puede fortalecer su crecimiento y experiencia deportiva.
Al margen del cuadro brasileño, peruanos y venezolanos completan la serie siendo también rivales nuestros.
No es una llave para nada sencilla. Por un lado, Perú ha hecho una gran Copa Mundial en Rusia, el técnico Ricardo Gareca ha sabido darle un estilo de juego consistente que sin lugar a dudas pone al equipo incaico como uno de los posibles equipos a clasificar a la siguiente ronda.
Por el otro lado, la selección de Venezuela que ha mostrado un franca superación de su nivel futbolístico en las pasadas eliminatorias al Mundial de Rusia 2018, y que si bien en sus dos primeros amistosos antes de este torneo no pudo ganar ante Ecuador ni México, obtuvo un muy merecido triunfo a domicilio ante Estados Unidos.
Inicia la Copa América y todos estaremos atentos al partido inaugural.
Hay que ser pacientes y no exigir resultados tan pronto.
Desde mi percepción, en este nuevo proceso, al mando del estratega cochabambino, más que reclamar victorias en el corto plazo debemos aguardar un equipo que empiece a mostrar una sólida línea de juego, que la idea del entrenador se visualice en el campo; deseamos un equipo que transmita ganas, esfuerzo y coraje, que nos haga ver y confirme a todo un país que ponerse la Verde, más que recibir cualquier otro tipo de retribución, representa el orgullo más grande para cualquier jugador de fútbol.