Potosí, otro frente de conflictos
Una vez más, tal como ocurre recurrentemente cada cierto tiempo, el Comité Cívico Potosinista (Comcipo), respaldado por las principales instituciones d ese departamento, ha convocado a un paro cívico y a una serie de movilizaciones que marcan el reinicio de las presiones de esa región por pedidos que datan del año 2009.
Las demandas del pueblo potosino ya son muy conocidas. Y algo de nuevo hay ahora, es la oposición al Decreto Supremo que consolida una alianza con una empresa alemana para la producción de hidróxido de litio destinado a producir baterías puesto que sería atentatorio a los intereses del Departamento de Potosí.
La respuesta del gobierno es también la misma de siempre. Sostiene que el pliego de peticiones potosinas ya ha sido atendido favorablemente. Y atribuye, como ya es habitual, las expresiones de descontento a un “intereses político”
El problema es que resulta difícil confrontar posiciones porque, incluso desde la huelga de 2010, el gobierno se resiste a un diálogo directo con la dirigencia de Comcipo.
Los cívicos han insistido en reunirse con el presidente desde hace meses pero la respuesta ha sido la indiferencia, cuando no una negativa rotunda. Y mientras el gobierno insiste en desestimar los reclamos, los dirigentes cívicos insisten en que eso no es verdad. Como todo un símbolo de su causa, recuerdan que el Cerro Rico sigue siendo sistemáticamente destruido por los cooperativistas mineros ante la negligencia gubernamental.
Como se recordará, las noticias sobre el mismo tema se repiten una y otra vez desde el primer hundimiento que se produjo en junio de 2010. A partir de entonces, el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) ha mantenido en alto su voz de advertencia ante la inminente posibilidad de que el Cerro Rico de Potosí termine de colapsar de un momento a otro.
Tenemos, entonces, dos posiciones distintas y antagónicas. La racionalidad impone que, cuando eso ocurre, hay que resolver las diferencias mediante el diálogo pero el gobierno está empeñado en no reconocer a la dirigencia cívica. Esa actitud, que muchas veces ingresa en el plano de la soberbia, resulta reforzada por las proyecciones electorales adversas a las expectativas oficialistas.
El MAS cree que tiene controlado a Potosí y que la dirigencia cívica carece de legitimidad. Mientras se mantenga en esa posición, el diálogo será imposible y, al existir posiciones contrapuestas, lo más probable es que habrá un nuevo paro, uno que, como el de ayer, pudo ser evitado mediante el diálogo.