Más cocaína para los argentinos
El pasado domingo la mayoría de los argentinos ha decidido confusamente apoyar al candidato del peronismo, pese a los notables resultados negativos que empañaron su imagen como línea política protectora del narcotráfico y estimuladora de las gigantescas tramas de corrupción, nunca antes vistas. El peor resultado se tragó el presidente Mauricio Macri, no obstante de que hizo grandes esfuerzos para desmantelar estas maquinaciones de cocaína y dinero sucio. Lo más extraño de este resultado electoral es que los argentinos han optado por vivir del beneficio y el placer que ofrece el Estado cuando está a cargo de los peronistas, y mucho más si la línea de conducción política está al mando de la familia Kirchner, conocida en el mundo del hampa como “los K”. No le ha costado nada a la expresidenta Cristina Fernández poner de relieve que sólo con ella la vida de los argentinos pobres estaría financiada por el Estado, incluidos todos sus vicios, con cocaína boliviana de por medio.
Los nexos de los bolivianos con Argentina son seculares, sin olvidar que en 1829 el presidente del primer gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, fue un potosino, Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez; recordando también que el actual presidente de los bolivianos, el orureño Evo Morales, emigró reiteradas veces durante su niñez y adolescencia a esas repúblicas para trabajar en menesteres agrícolas. Fue allí que recibió su educación primaria y allí también recibió doctorados, sin causas honorables ni méritos, de universidades que se han constituido en centros de apología de la izquierda corrupta latinoamericana. No cabe duda de que los argentinos han decidido retornar a los tentáculos del socialismo del siglo XXI, junto con la gran mayoría de los migrantes bolivianos en aquel país, que se confiesa simpatizante del presidente cocalero.
El narcotráfico boliviano también tiene como nicho preferencial a los argentinos, esos mismos que exigen que el Estado les sostenga sin trabajar y les provea de los recursos necesarios para solventar sus vicios. Se sabe que los peces gordos del narcotráfico y sus protectores oficiales en Bolivia, incrementaron sus negocios desde el mismo día en que los Kirchner tomaron el poder en Argentina, esos mismos son los que han blanqueado sus inversiones en todo tipo de bienes y empresas con dineros mal habidos. Por mucho que se trate de justificar oficialmente que Bolivia es un país de tránsito y no un productor de cocaína, el resultado es el mismo, porque produciendo o transportando la cocaína ha gangrenado el alma de los argentinos.
Una cosa sí es cierta. Desde que Mauricio Macri juró como presidente, los negocios del narcotráfico tuvieron su peor época y con el resultado electoral de las primarias parece que el auge del narcotráfico podría retornar. De ser así, la Argentina tiene un destino desastroso porque los K recrearán ese narcoestado del que todos los pobres de oficio se quieren beneficiar. El milagro argentino ahora descansa en esa masa crítica que representa la clase media que, pese a su incomodidad frente a la crisis política y económica, tiene el deber de reajustar su decisión en las elecciones de octubre, y reencauzar el voto hacia el compromiso, desoyendo los cantos de sirena que ofrecen beneficios y placeres en esos ficticios paraísos del socialismo del siglo XXI. Lo peor de todo es que los Kirchner han rejuvenecido y no es para bien.
El autor es abogado
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