¿Están locos o qué?
Cuando un deportista me dice que invirtió 7.000 dólares para armar una bicicleta y poder representar al país en un torneo internacional, pienso ¿acaso está loco? Si yo tuviera 7.000 dólares pensaría en poner el “enganche” para una casa o terminar de pagar la colegiatura de mis hijos.
Después escucho a otra deportista, más joven, que con sus 17 años decide suspender por uno o dos años su ingreso a la universidad para dedicarse a entrenar y que invertirá 3.000 dólares en comprarse una bici profesional para competir al nivel de los ciclistas del resto de los países. Pienso qué puede estar pasando por su cabeza.
Luego recuerdo que así son los deportistas que, según mi forma de ver las cosas, están locos, tal vez porque yo no daría mi vida para entrenar y competir sólo por el amor a un deporte o a la tricolor sin recibir nada a cambio.
Cuando era joven tenía una pasión: el baile. Sí le dedicaba horas y horas para perfeccionar un paso o movimiento, me pagué algunos viajes para algunas presentaciones en el interior del país, pero después ya tenía que estudiar y trabajar y hasta ahí llegó mi sueño de ser bailarina profesional.
Gracias a Dios, muchos de nuestros grandes representantes nacionales en el deporte no renunciaron tan fácilmente como yo. Sólo espero que ellos reciban ese apoyo que necesitan para ser los mejores y cumplan sus sueños. Campeones panamericanos u olímpicos, quién sabe.
Periodista deportiva de Los Tiempos
Columnas de Betty Rojas Rodríguez