Avanza la frontera agropecuaria en la Chiquitania, Amazonía y Chaco de Bolivia
Según informes, los focos de calor en 2019 se incrementaron exponencialmente ocasionando hasta el 27 de agosto un total de 2,1 millones hectáreas de bosques y pastizales quemadas, principalmente en la Chiquitania, Chaco y Amazonía boliviana (Satrifo-FAN, 2019) de las cuales 954.000 hectáreas fueron incendiadas en tan solo 20 días del mes de agosto en los departamentos de Santa Cruz y el Beni afectando a decenas de comunidades y al menos 5.000 familias.
El aumento de focos de calor desde el mes de julio debido a factores antrópicos (quemas por chequeos) y condiciones naturales (sequía, baja humedad relativa, la disponibilidad de material vegetal que actúa como combustible y los vientos), coinciden con la promulgación del decreto supremo 3973 del 9 de julio del 2019 que “autoriza el desmonte para actividades agropecuarias en Beni y Santa Cruz”, lo cual se abordó en una nota anterior en donde se alertaba sobre los posibles efectos por la modificación del DS 26075 (https://n9.cl/g60e). Tan solo del 10 al 31 de julio, 4.270 focos fueron detectados a través de satélites Aqua Modis y Terra Modis de la NASA, y otros 26.731 del 1 al 31 de agosto.
Podríamos decir que existe una relación directa de la ampliación de la frontera agropecuaria con el aumento de los focos de calor y consiguientes áreas quemadas, puesto que resalta la coincidencia de su localización con los complejos productivos extractivistas proyectados por la ABT sobre todo para Santa Cruz y el Beni. Los focos de calor estuvieron situados principalmente en las áreas proyectadas para los complejos: ganadería intensiva Chiquitania-Pantanal donde se perdió gran superficie de bosque chiquitano; complejo ganadería Beni y sus áreas de expedición agropecuaria; y en el complejo agricultura intensiva en el corredor Santa Cruz-Beni.
Lógicamente esa coincidencia tiene el trasfondo de incrementar la frontera agropecuaria la cual viene siendo sustentada por una serie de leyes y decretos (Ley 740, Ley 741, DS 3973 entre otros) (https://n9.cl/t2x6), en su mayoría sin reglamentación o justificación técnica y menos aún científica para su aplicación y regulación. Esta situación afecta a todos los actores sociales, y más aún, aquellos que no se relacionan con las mismas.
Por otro lado, es importante señalar que los focos de calor y por consiguiente áreas quemadas impactaron a áreas boscosas catalogadas como de potencial agropecuario y agropecuario en producción. Por lo general, en esta época del año los grandes ganaderos preparan sus terrenos para un nuevo ciclo de producción y los pequeños productores de comunidades campesinas e indígenas por lo general recién chaquean en octubre previo a la época de lluvias. En la figura 2 se puede apreciar la coincidencia de áreas quemadas y su localización en lo que serían dos complejos productivos (ganadería intensiva Chiquitana-Pantanal y Ganadería Beni) y las tres áreas de expedición de la agropecuaria para el Beni.
Por otro lado, una primera aproximación nos indica que todas las áreas quemadas (bosques, pastizales y otros) para tierras bajas están localizadas en propiedades privadas (495.368 ha), en TCO-TIOC alcanza las 140.126 ha y en comunidades campesinas 46.484 ha. El resto de áreas quemadas se encuentra en tierras fiscales, tierras en saneamiento, áreas naturales protegidas y otras sin identificación. No obstante, habrá que actualizar los datos según el avance de la titulación de tierras por parte del INRA, y puede que el área quemada aumente para algunos de los actores sociales que poseen tierras.
Con todos los datos expuestos, lo cierto es que en Bolivia el fenómeno de la subvaloración de los recursos forestales por parte de algunos actores sociales, principalmente grandes ganaderos y de grandes empresas agroindustriales, va en aumento. Generalmente ven al bosque como un obstáculo para el desarrollo de sus actividades y no valoran el aporte socioeconómico y ambiental que estos generan, más aún cuando los bosques están degradados por causa de la tala selectiva o por los incendios forestales que debilitan sus funciones naturales y su valor económico, siendo el siguiente paso la deforestación y por consiguiente la ampliación de la frontera agropecuaria.
Este fenómeno es muy diferente para otros actores como las comunidades campesinas e indígenas que realizan actividades agropecuarias sostenibles y tienen una relación directa con los productos del bosque para generar su economía y seguridad alimentaria. En un próximo artículo, presentaremos algunas propuestas de modelos de producción que han sido exitosos en diferentes regiones de Bolivia y podrían ser una alternativa viable para fomentar la producción y recuperación de sistemas productivos y naturales tanto para la Chiquitania, Amazonía y Chaco sin distinción de actores sociales.
El autor es investigador de CIPCA
Lea el artículo completo en: Avanza la frontera agropecuaria en la Chiquitania, Amazonía y Chaco de Bolivia: efectos de los incendios y propuestas alternativas
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