A 22 años del adiós de “Chocolatín”
El 18 de octubre de 1997, la vida del crack se apagó en la tierra para ir al más allá para seguir marcando goles. Quizás fue un designio de Dios para que el famoso y recordado Ramiro “Chocolatín” Castillo siga marcando goles y deleitando con su fútbol en la eternidad.
Nacido en Coripata, provincia Nor Yungas de La Paz, el 27 de marzo de 1966, hoy el crack del fútbol afroboliviano debía cumplir 53 años. Quienes lo vimos jugar lamentamos su deceso aquel 18 de octubre, un día como ayer pero hace 22 años. Y es que su técnica, velocidad, dominio del balón y su sinónimo de gol fueron argumentos suficientes para que este crack no sólo sea visto por los grandes del fútbol boliviano y la selección nacional, sino que también alcanzó a brillar con luces propias en el exterior.
Jugó en Bolivia para The Strongest y Bolívar. En Argentina dio el salto a Instituto de Córdoba, Argentinos Juniors, River Plate, Rosario Central, Platense y en Chile jugó para Everton. Aún le quedaba mucha carrera por disfrutar.
Se fue apenas con 31 años cumplidos, una carrera con mucho futuro y poco después de la final de la Copa América 1997 donde Bolivia, como anfitriona, perdió la final ante Brasil 1-3.
Ese sábado 18 de octubre quedará en la historia como un día nefasto para el fútbol boliviano. Fue el día de la despedida del crack hacia la eternidad. El dolor por la pérdida de su hijo Juan Manuel (7 años) cambió la vida de “Chocolatín”, quien pocas semanas pudo aguantar antes de tomar la decisión de partir de ese mundo.
Hoy en día, la imagen de Ramiro Castillo luce en el muro de los talentos de su natal Coripata. Su imagen fue, es y será una fuente de inspiración para el fútbol yungueño, cuna de talentos innatos en el balompié nacional.
El autor es periodista deportivo Los Tiempos
Columnas de Gabriel Caero Rodríguez