Fuego en Santa Cruz
En 2019, Santa Cruz ha vivido la mayor crisis ambiental ocasionada por los incendios forestales. La superficie quemada alcanzó 3,6 millones de hectáreas, lo que equivale al 9,6% del territorio cruceño y el 72% del área incendiada a nivel nacional. Es un nuevo récord histórico.
Entender las causas es central para evitar más desastres y conflictos por la tierra. El gobierno nacional ha minimizado los hechos y se inclina por argumentos políticos. El Presidente afirmó que los incendios fueron provocados por sus opositores de la derecha. El Comité Cívico de Santa Cruz atribuyó el desastre a los “colonos” de los nuevos asentamientos autorizados por el INRA.
Sin embargo, la realidad es más compleja que solo buscar chivos expiatorios. El reciente informe de Fundación Tierra “Fuego en Santa Cruz: Balance de los incendios forestales 2019 y su relación con la tenencia de la tierra” resulta útil para hurgar este asunto. Según este reporte, las zonas más golpeadas por el fuego son cuatro: San José-Puerto Suárez, San Matías, San Ignacio de Velasco y Concepción. En todos los casos, sobre todo en San Matías, los mayores protagonistas son los ganaderos. De hecho, el 45% de las tierras quemadas y con derechos de propiedad, son grandes propiedades ganaderas, y muchas de estas de reciente consolidación con títulos agrarios. Lo que sucede es que los ganaderos siguen practicando la quema de los pastizales y potreros para hacer rebrotar el pasto con la siguiente temporada de lluvias. Y muchas veces, este fuego queda fuera de control y se propaga hacia las tierras fiscales.
Las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) también fueron afectadas severamente. Representan el 24%, principalmente en los territorios indígenas Monte Verde, Lomerío y Zapocó. No es consecuencia del fuego provocado por los indígenas, sino que mayormente sufrieron las consecuencias del descontrol. La sequía del mes de julio y las ráfagas de viento del mes de agosto agravaron la situación.
Ahora, mucho se ha dicho que los “colonos” con autorizaciones de asentamientos, provocaron el incendio en Santa Cruz. Esta afirmación surge desde las denuncias reiteradas de entrega de tierra a foráneos en la Chiquitania. Después del incendio, incluso una delegación de cívicos cruceños recorrió varios municipios con el propósito de inspeccionar las zonas de asentamientos y proceder al desalojo de los “colonos”.
Los datos del informe mencionado, desmienten este tipo de suposiciones. Algunos asentamientos, efectivamente, están dentro de las zonas más golpeadas, sin embargo, la mayoría no. Por ejemplo, los municipios de San Miguel de Velasco y San Rafael de Velasco tienen como 200 asentamientos con autorizaciones pero quedaron casi por completo libres del fuego.
Donde los asentamientos tienen indicios de responsabilidades es en la zona de Las Taperas-Chochis, en los municipios de San José de Chiquitos y Roboré. Allá, el fuego comenzó dentro de las tierras fiscales con asentamientos y rápidamente se propagó hasta alcanzar la frontera con Paraguay. Al menos, siete asentamientos están involucradas y el peor resultado son las 369 mil hectáreas quemadas en Ñembi Guasu.
Por un lado, tanto el Gobierno como los cívicos cruceños ignoran, intencionalmente o no, el protagonismo de los grandes ganaderos, principalmente en San Matías y San Ignacio de Velasco. La quema de pastizales, los incendios descontrolados y el anuncio de exportar carne a China influyeron en lo sucedido. Por otro lado, los asentamientos no deberían ser sentenciados como los principales propagadores del fuego, sino deben ser cuestionados porque los beneficiarios no serían campesinos pobres y sin tierras. Es inocultable que los principales beneficiarios provienen de Cochabamba, y muy probablemente, de la zona del Trópico de Cochabamba.
El autor es director de la Fundación Tierra
Columnas de GONZALO COLQUE