Los tiempos difìciles han empeorado
Desde que se vio que no habría nuevas reservas y producción adicional de gas para este año, cuando termina el contrato de venta de gas al Brasil, se indicó que los tiempos difíciles estaban llegando.
Han llegado y son peor de lo que esperábamos, en la escala nacional y en la internacional.
Desde 2017 se perforan 17 pozos denominados exploratorios. Algunos han concluido, otros están en pleno trabajo. En este esfuerzo exploratorio, el pozo Boyui X2 ha sido el abanderado. Repsol, en forma muy galante, llevó el pozo hasta casi 8.000 metros de profundidad. El pozo tenía entre sus objetivos ubicar una secuencia de campos, como son los megacampos a 4.000 metros. Atravesó la falla Mandiyuti y debajo de ella lamentablemente no encontró la alineación que buscaba.
De los 17 pozos que se han perforado, 10 han sido concluidos y siete están en plena perforación. Lamentablemente, el resultado de los pozos concluidos ha sido negativo en la búsqueda de campos nuevos.
Todos los pozos han sido perforados en el área tradicional, en el subandino centro y sur. Ninguno de éstos ha sido realizado en algún punto del área no tradicional del país.
Estos pozos han sido perforados utilizando equipos a contrato de alta potencia de 3.000 o más caballos de fuerza. En la labor realizada se han utilizado 130 meses de equipo, a un costo promedio de 60.000 dólares por día de equipo, llegando a la suma total de 234 millones de dólares.
De este total, YPFB ha debido erogar 95,4 millones de dólares y las empresas contratistas el saldo. Sumas de dinero impresionantemente altas, que han sido erogadas en un corto tiempo y solamente en el área tradicional. Desde 1924 explotamos petróleo en forma comercial, desde los pozos Bermejo 2 y Camiri 3. Hasta la fecha en esta área tradicional se han perforado cerca de 2.000 pozos.
Las cifras anteriores lamentablemente nos llevan a la temida conclusión de que incluso buscando campos debajo de la falla de Mandiyuti las oportunidades en el área tradicional se han agotado. Si no queremos que nuestra industria petrolera ingrese a un periodo de extinción, es indefectible que desarrollemos campos en algunas de las áreas no tradicionales del país. Lo anterior requiere que podamos ubicar una comarca o provincia productora de hidrocarburos fuera del área tradicional.
Lograr determinar un área como esa requiere tiempo, gran capacidad exploratoria, acompañada de fuertes inversiones en un país donde las condiciones estén dadas para efectuar ese tipo de inversiones. YPFB por sí sola no parece estar capacitada para acometer un emprendimiento de ese tipo. Se requiere la participación técnica y financiera de empresas petroleras del exterior. Los últimos 14 años la empresa ha sido manejada con más criterio político que económico y no se ha preocupado por formar profesionales altamente capacitados para la labor exploratoria que se debe enfrentar. Con la reducción de producción y exportación, los medios de YPFB son cada vez menores para poder financiar la exploración en el área no tradicional, que es de alto riesgo y lo aconsejable es que vaya acompañada de otros financiadores.
Para esto último se requiere que el país sea atractivo a la inversión privada y que cuente con mercados accesibles a nuestra posible producción. Para lograr mercados de exportación, se necesita que el país tenga una relación amigable con sus vecinos, como sucedió en la última década del siglo XX.
Si el sector hidrocarburos fuera una corporación petrolera, la información que ahora reciben sus accionistas ocasionaría que a la brevedad posible convoquen a una junta extraordinaria. Los dueños de la corporación inevitablemente compararían la floreciente empresa de hace 14 años que ha sido confiada a los actuales directivos y que ahora parece estar ingresando a un periodo de extinción.
Una elección presidencial es muy parecida a una junta de accionistas, en la que los ciudadanos, accionistas, deciden la permanencia o el cambio. En lo que concierne al sector hidrocarburos, lo más beneficioso para el país sería que haya un cambio total de su actual administración.
El autor es ingeniero petrolero y analista energético
Columnas de CARLOS MIRANDA PACHECO