Estado laico
Adoptando un cuarto intermedio en sala y ante la rememoración de la Noche Buena y la Navidad, me quiero referir en son de divertimento, a las duras críticas de varios intelectuales modernos, de izquierda, centro o derecha, hombres y mujeres, ateos, creyentes o agnósticos, a la explícita adhesión religiosa de la Presidenta del Estado.
Lo hacen con el argumento de que Bolivia, de acuerdo a la última reforma constitucional, tiene un Estado laico y, como quien nada dice, exteriorizan que se trata de algo ridículo (“Ay Dios… qué vergüenza”, glup).
Pero, también lo hacen pese a que miraron con paternal simpatía la entronización del presidente fugado Evo Morales en enero de 2006 o las k’oas que organizaba en Palacio de Gobierno o el matrimonio del también fugado ex vicepresidente con bendición católica en San Francisco y bendición nativa en Tiahuanaco…
Es posible suponer que al hacer estas críticas a la Presidenta muchos de ellos se olvidaron de la proximidad de las fiestas de fin de año, tiempo en el que armarán su arbolito navideño o decorarán su casa con esculturitas alusivas a la fecha que han coleccionado durante su vida.
También deberán comprar regalos para el acto de intercambio en sus oficinas o para sus familiares y amigos en la Noche Buena, con quienes se reunirán en una cena navideña para comer platos típicos de la ocasión y brindar por su felicidad a las 24 horas del 24 o al 00:01 minuto del 25.
Todo ello, aunque no crean, no niega la vigencia del Estado laico que Bolivia tiene. Para efectos de archivo, recordemos que el artículo 3 de la Constitución Política del Estado (CPE) promulgada en 1995, sostenía, como se hizo desde la primera Constitución de la República, con matices correspondientes a las respectivas épocas, que el “Estado reconoce y sostiene la religión católica, apostólica y romana. Garantiza el ejercicio público de todo otro culto. Las relaciones con la Iglesia Católica se regirán mediante concordatos y acuerdos entre el Estado Boliviano y la Santa Sede”.
En la Asamblea Constitucional de 2008 se modificó ese reconocimiento, y ahora la CPE, en su artículo 4° establece que el “Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias religiosas, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente de la religión”.
Pero, una cosa es que el Estado sea laico y otra que las autoridades no deban profesar ninguna religión. Aunque no crean nuestros progres de derecha e izquierda, éstas tienen todo el derecho de hacerlo. A lo que no tiene derecho es a exigir que la adhesión religiosa sea convertida en un requisito para asumir alguna función estatal, extremo que no ha sucedido ni sucederá.
Por tanto, es una banalidad y una pérdida de tiempo convertir algunas expresiones religiosas de la Primera Mandataria en un asunto de Estado, sobre todo en estos tiempos en los que hay tantos problemas. Y me parece de una pobreza argumental preocupante concluir en que por esa adhesión religiosa Bolivia se estaría encaminando hacia un estado autoritario o que en Europa muchos intelectuales observan el hecho como algo retrógrado.
En resumen, no me parece nada preocupante la actitud de la Presidenta respecto a sus creencias religiosas. Lo que me interesa es que cumpla a cabalidad la misión que el país le ha encomendado de administrar el Estado con idoneidad hasta que se realicen las próximas elecciones generales y transfiera la presidencia a quien las gane en forma limpia. Y como católico, apostólico y romano que soy, pido a Dios que la acompañe y guíe en ese duro camino.
Por último, recordemos lo que nos dicen los obispos de la Iglesia católica en su último mensaje: “(…) esta Navidad 2019 cobra un sentido muy particular gracias a la fe que profesamos. Como cristianos bautizados, discípulos misioneros de Jesucristo, estamos llamados a celebrar el nacimiento del Hijo de Dios en las instituciones de Bolivia, en cada una de nuestras familias y en nuestra vida personal, dejando que se abra camino el perdón y la reconciliación que necesitamos todos los bolivianos”.
Y no hay que olvidar que algunos obispos están acompañando el proceso político de diálogo que ha permitido la rápida pacificación del país y no se preocupan de la creencia religiosa de la Primera Mandataria.
Dicho esto y luego de desear a mis lectores, hombres y mujeres, una feliz Navidad, suspendo el cuarto intermedio…
El autor fue director de Los Tiempos
Columnas de JUAN CRISTÓBAL SORUCO QUIROGA