El compromiso del PIU
Intervenciones urbanas es la iniciativa más importante que se ha planteado, en los últimos años, en términos de apoyo a gestores, artistas y centros culturales, desde el Estado. Este programa ha trabajado en el área de industrias culturales, donde se impulsa a la creación, producción, promoción, difusión y circulación de actividades de contenido cultural, artístico y patrimonial. En términos de formación el PIU establece el apoyo “a proyectos de formación especializada y de transferencia de conocimiento a realizarse en territorio boliviano para artistas, formadores, gestores, productores y centros de formación especializada en arte y cultura”.
En este sentido, este año se presentaron diversos proyectos en formación. Quien escribe forma parte de una potente colectividad de artistas que participó junto al centro cultural de importante trayectoria “La Troje” y además con un equipo de profesionales especializados en el lenguaje de la imagen.
Nuestra propuesta versaba sobre el videoarte, centrándonos en narrativas de inclusión, el taller tuvo una respuesta positiva por parte de la gente y llevamos a cabo el curso en medio del ya conocido terremoto político de 22 días, con un entusiasta grupo de talleristas que, pese a bloqueos y distancias, llegaron puntuales a los cursos de formación.
Sin embargo, aunque siempre la labor de formación tiene una importante recompensa simbólica, también creo eso que afirma Marco Marín (2019), quien en su nota “Que el PIU siga corriendo” dice: “…los fondos concursables son un mecanismo eficaz para el financiamiento y la democratización de los recursos públicos, lejos de su asignación caprichosa y clientelar. Resultaron porque en el sector sí hay capacidad para inventar y proponer cosas y para llevar adelante proyectos que solo se estanca(ro)n por limitaciones financieras (el resto de capitales está resuelto). Resultaron porque el ministerio encargado de su ejecución no fue el de Culturas y Turismo sino el de Planificación”.
Actualmente, como proyecto no tenemos el apoyo económico comprometido para tal fin, entendemos el cambio de gobierno y esperamos que la gestión del actual Ministerio de Planificación asuma las obligaciones con el sector y que la retórica que siempre ensalza la necesidad de promover a colectivos, gestores y centros, no sea, como ya estamos acostumbrados, una perorata de espejismos. Porque se precisan gestiones responsables, que no sean cortoplacistas, y que sí asuman el principio vital que la promoción de la cultura es la inversión más poderosa que un Estado puede implementar como forma de existencia productiva y reproductiva. En este sentido, esta columna no solo demanda el cumplimiento del desembolso de un proyecto sino se hace eco de todos los proyectos ganadores, asumidos y llevados a cabo a puro pulmón. Consideramos que es preciso visibilizar el tema y no permitir que los compromisos no se cumplan, sobre todo estos que tienen una importancia central.
Así que esperamos una pronta respuesta que permita seguir haciendo eso que nos apasiona y que es vital en la vida de nuestro país: arte, como la forma más tangible de la libertad.
La autora es escritora
Columnas de CECILIA ROMERO