¡Ojo, periodistas!
LUIS BREDDOW
El principal enemigo de la libertad de prensa es la manipulación del pensamiento a través de los medios. La violencia es uno de sus instrumentos, el otro es el dinero. El periodista debe defender la integridad y objetividad de su medio, y merecer la confianza que el publico le entrega.
¡Ojo, periodistas! No se “dialoga” con la prensa para “negociar” un “producto” que sea origen a una “buena imagen”.
A la prensa se le informa, se le da datos —mejor si son verdaderos—. El deber del periodista es exigir que el entrevistado le responda sus preguntas con veracidad.
El “cliente” del periodista no es el entrevistado sino el público, que quiere comprar información útil; si el entrevistado es su “cliente”, no es prensa, es propaganda.
¡Ojo, periodistas! Una entrevista a Evo será un reto a su ética. Hay mercado para vender una entrevista de Evo. Todo se vende, una furia, un desplante o un chorro de lágrimas se venden bien. Pero solamente los datos sólidos y verdaderos tienen utilidad para el público.
¡Ojo, periodistas! El periodista ha recibido la libertad de hacer preguntas a partir de hechos. No a partir de alguna opinión o fantasía del periodista o de alguna ideología. La opinión pública no necesita que ustedes difundan mentiras o palabras que la repetición o la emotividad conviertan en verdades.
¡Ojo, periodistas! Nuestro país está viviendo una campaña electoral que es clave para llevar a Bolivia a instalar su democracia. Tengan respeto por las necesidades de todos los bolivianos. No se trata de entrevistar a Evo para arrastrar al ciudadano a tener emociones de farándula, sino para informarle con datos sólidos que aumenten la capacidad de los votantes a elegir racional- y asertivamente. Prepárense a entrevistar a un mitómano patológico que intenta venderse como un personaje de ficción, como “el hombre naturalmente bueno”. Es un narcisista compulsivo pagado y convencido de si mismo. Su objetivo es contagiarles sus emociones de “hombre bueno”, a ustedes y al público. Mantengan sangre fría y objetividad. No se emocionen, eviten ser seducidos por una imagen de “defensor de los pobres, antineoliberal, indígena, obediente al pueblo”. Solamente la frialdad servirá a su cometido de poner en evidencia la verdad.
¡Ojo, periodistas! La opinión pública no necesita “fake news” que alimentan el deseo de la mala fe de creer mentiras. Tampoco necesita “neolenguaje” para emborrachar su pensamiento. Exijan respuestas claras a preguntas sencillas y valientes.
¡Ojo periodistas! Está de moda decir que “la verdad no existe porque todo es opinión de clase”. Esa idea le sirve al periodista venal para autorizase a dar valor de verdad a una interpretación de los hechos, de manera que esa interpretacion sirva en el combate contra algun supuesto mal.
El periodista diferencia entre verdad y opinión. Pone siempre en claro cuándo esta difundiendo una verdad respaldada por fuentes y datos de hechos, y cuándo está expresando una opinión propia, ajena o de una ideología.
La relativización de la verdad, la confusión de los datos con su análisis, lleva a los periodistas a convertirse en propagandistas politicos con buena conciencia y mejor billetera.
¡Ojo periodistas! Los estaremos observando. Ustedes se volverán famosos a costa de la fama -halagueña o peyorativa de Evo. A él ya lo conocemos, aunque no completamente. De ustedes sabremos si son buenos servidores de esa prensa que nosotros queremos libre y útil para informarnos de la verdad.
En esta entrevista, Evo no se juega la buena o mala fama que ya tiene. En cambio, ustedes se juegan su futuro prestigio.
El autor es ciudadano y artista.
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