Lo kafkiano en la política boliviana
Un amigo que no es ningún “vende ambaibas” inculto, consultó sobre el significado de “kafkiano” en alguno de mis escritos. Mencioné a Franz Kafka y su La metamorfosis, novela corta de uno que amanece convertido en horrorosa cucaracha humana. Su exitosa obra es, desde la tragedia de Gregorio Samsa, apelativo de extraño, insólito y absurdo.
Me retrotrajo a la política, o politiquería, boliviana en tiempo de elecciones, como la que llevará a votantes a los recintos electorales el próximo 3 de mayo. Por eso aconsejo adoptar un aire irónico y carnavalesco, en vez de ceremoniosa y tiesa pose para revisar noticias de viso kafkiano en la política nacional.
Digan si no es extraño que los militares del servicio pasivo de Cochabamba soliciten la impugnación de un candidato de ancestro coreano. Arguyen que profirió ofensas que le inhabilitan por afectar a mujeres y al colectivo de lesbianas, gays bisexuales y transexuales, (LGBT).
¿Es que en Bolivia no existe la libertad de expresión? En lugar de monsergas que parecen salidas de una mesa de rummy, podrían ocuparse del derecho a recuperar el mar, o que paguen por aguas de manantiales del Silala.
Digan si no es insólito que un día antes de la renuncia de Evo Morales, la Unidad de Investigación Financiera (UIF) fuera saqueada, tal vez por puerta clandestina. Se modificaron computadoras y se borró información de discos duros. ¿Sería el fantasma de la ópera?, ¿el tío de la mina?, ¿el “Coco” del Chapare? Me doy…
¿No es insólito que habían sido secretos de Estado los 12 contratos sin licitación con dos bufetes, quizá “abogansteriles”, por casi ocho millones de dólares? No revelan los nombres de las firmas, incluyendo la que ingresó casi 6,5 millones de “verdes” de contratos “a dedo”. Ni los alegatos en La Haya por el acceso al mar fueron tan “secretos”.
Digan si no es absurdo que candidatos a la presidencia de Bolivia no puedan entrar al Chapare, y la misma Policía Boliviana denuncie que 15 puntos de vigilia impiden su ingreso. ¿Serán los feudos de Evo Morales una republiqueta independiente? La infección sediciosa se esparció: solo como absurdo puede entenderse que el exministro de Desarrollo Rural y Tierras, cuyo mayor mérito quizá era ser amarrahuatos de Evo, nombrase a uno sin experiencia alguna y sin título académico como director del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). ¿Son sospechosos los pirómanos y fraudulentas las dotaciones en el área protegida de bosques secos de la Chiquitania?
Se necesitan varias acepciones kafkianas más para burlarse de noticias electoreras del país.
Tan inaudito como el vendedor de la ficción de Kafka que despertó convertido en insecto, es que un locuaz llunq´u exija un experto de su persuasión política para verificar si era la voz de Evo la que instruía cercar y hambrear a las ciudades: ni Mahatma Ghandi le convencería.
Sorprendente fue que un ministro de Defensa sobrevuele la cuenca del río Taquiña, e informe que el riesgo de nuevos deslaves en el Parque Tunari es mínimo: a menos que San Pedro le habló por tapa-orejas del vuelo en helicóptero, ¿se esfumará la ansiedad en Tiquipaya en cada lluvia?
Por lo inusitado, mucha cafeína, o cocaína, deben haber ingerido los dos “sabios” del Massachussets Institute of Technology (MIT) que publicaron en un blog del Washington Post que no hubo fraude electoral en Bolivia.
No es inusual que otra sindicada de desfalco del exFondo Indígena (Fondioc), la ex dirigente de la Federación de Mujeres Campesinas de La Paz “Bartolina Sisa”, arguyera que tenía derecho a caminar, olvidando mencionar que estaba yendo a tramitar su pasaporte, tal vez para viajar a Buenos Aires a ensayar cantaleta de “tocata y fuga” con Evo, como tantos otros “pobrecitos” del sindicato. ¿Salieron libres de polvo y paja los presos del “jefazo” como la “inocente” Felipa?
Curiosa fue la tomadura de pelo a medios de comunicación, por un candidato que prometió ser un hálito de aire fresco en ambiente de políticos podridos con el virus del poder político, que nutre latrocinios, violencia e impunidad. La expectación que creó su infantil promesa de grandes nuevas, solo sirvió para evidenciar el uso abusivo de vehículos oficiales en su campaña.
Increíble es que en la actual campaña electoral suenen y truenen más las declaraciones y arengas de adláteres del escapista a Buenos Aires vía México. Claro, si la oposición política está más dividida que antes del fraude electoral monumental del cocalero. Si siguen así, la elección de un buen presidente y una Asamblea sensata y honesta será tan improbable como elegir exitosamente al reemplazante del megalómano Donald Trump en Estados Unidos. Kafkiano.
El autor es antropólogo
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