Beni, anuncio del desastre nacional
El desastre que sufre el Beni es una síntesis de la emergencia por la pandemia en Bolivia, y de cómo la está encarando el Gobierno desde que se registraron los primeros casos, el 10 de marzo, hace dos meses y medio. Y es también un anuncio de lo que, con altísima probabilidad, ocurrirá en el resto del país.
Más de 40 días estuvo el Beni libre del coronavirus, mientras éste se propagaba en los otros departamentos. En ese tiempo se aplicaron 46 pruebas de diagnóstico para Covid-19. El 20 de abril se registró el primer caso confirmado y al día siguiente, el primer deceso.
El viernes, oficialmente, los casos confirmados sumaban 1.015 y los muertos 66. Los pocos y precarios centros de salud están colapsados, no hay oxígeno para suministrar a los pacientes internados en nosocomios, no hay más espacio para internar a los que acuden los hospitales ni personal de salud suficiente pues, además de que ya la dotación de profesionales era precaria, la mitad de ellos están ahora infectados, pero no dejan de trabajar, en turnos que los agotan y amenazan con terminar de diezmarlos.
Las farmacias casi no tienen más medicamentos y venden los disponibles a precios abusivos. Los enfermos se automedican y “antes de llegar a la emergencia ya han ingerido cuatro o cinco fármacos” lo que complica su cuadro de salud, refería un médico.
Dos voluntarios cruceños que están en Trinidad cuentan que encontraron hogares donde había un muerto, toda la familia tenía síntomas de Covid-19 y los primeros que habían ido a auxiliarlos eran ellos.
La gente se muere en sus casas, ¿cuántos a causa del coronavirus?, es un enigma. El cementerio para las víctimas mortales de la enfermedad tiene más 160 cruces, casi el triple del número oficial de decesos por Covid-19.
¿Cómo llegó Beni a este grado de desastre que se agrava cada día? La respuesta es evidente: precariedad del sistema de salud, personal reducido, pruebas de diagnóstico insuficientes, falta de equipos de bioseguridad, ninguna coordinación entre instancias del gobierno central y del departamental –su Sedes tuvo tres directores en dos meses– y escasa información, sobre la pandemia, difundida entre la población que no observó las medidas sanitarias para evitar que el virus se propague. Lo mismo ocurre en cualquier parte del país.
Ayer, el Ministro de la Presidencia llegó a Trinidad en un avión cargado de insumos sanitarios. “Creo que este es un momento donde tenemos que coordinar los tres niveles de gobierno, nacional, departamental y municipal”, dijo. Es de esperar que el Gobierno logre más que esa deseada y, hasta ahora, casi inexistente coordinación, antes de que la catástrofe del Beni se replique en el resto del país.