La Covid-19 ataca múltiples órganos con saña
De los innumerables tipos de coronavirus que existen, se sabe que hasta la fecha siete han afectado al ser humano. Según el Washington Post, cuatro provocan el resfrío común; otro causa el síndrome respiratorio que mató 774 personas en 2003; otro provocó el brote de síndrome del Medio Oriente que mató al 34% de los pacientes que lo contrajeron en 2012.
El SARS-Covid-2 viene a ser el séptimo y provoca una enfermedad que combina los síntomas de un resfrío con la letalidad del SARS y el MERS e, incluso, se da asintomáticamente lo que lo hace subrepticiamente contagiosa por semanas y, desde luego, obliga al uso de mascarillas, al distanciamiento social, a la higiene, sobre todo, de manos, conductas importantes ante la escasez de pruebas o test individuales.
Respirar con dificultad es el síntoma de que el virus afecta los finos tejidos de membranas o alveolos de los pulmones, que separan la sangre del aire para que el oxígeno y el bióxido de carbono entren y salgan del flujo sanguíneo, respectivamente. Los pulmones tienen alrededor de 600 millones de alveolos. Los casos severos de Covid-19 provocan el colapso de este funcionamiento porque el virus ataca los alveolos y, el mismo sistema inmune del paciente, en su afán de defenderlos, los daña y el suficiente oxígeno no llega a la sangre. El respirador ayuda a que llegue, y echar al paciente de barriga también ayuda.
La idea generalizada era que se trataba de un mal que atacaba, sobre todo, al sistema respiratorio y que los respiradores eran imprescindibles, pero la creciente experiencia es más compleja por lo impredecible. La recuperación, a los días de estar en un respirador, puede tardar semanas con secuelas incluso cerebrales. Por otro lado, alienta que en la mayoría de los casos el virus ataque en forma benigna ya que el enfermo se recupera aun perdiendo el sentido del gusto y del olfato por un tiempo, lo que está haciendo que el plasma de estos recuperados esté en demanda… y que píldoras de toda índole sean promovidas como remedios para esos enfermos que se iban a recuperar de todas maneras. Se trata de un mal complejo que tiene a reconocidos médicos pasmados, pero motivados a dar con la manera de tratar exitosamente esta inédita plaga.
Más de cuatro meses de experiencia clínica en Asia, Europa y EEUU han mostrado que el patógeno ataca el corazón debilitando su músculo y provocando arritmia, devasta los riñones al punto de que muchos hospitales y otros copan sus máquinas de diálisis, invade el sistema nervioso afectando el olfato y el gusto e incluso el cerebro, inflama los glóbulos sanguíneos y forma coágulos de sangre que pueden matar en cualquier momento. Hasta la fecha, los médicos han visto ataques devastadores del virus a esas vísceras, al sistema inmunológico y hasta a los dedos de los pies. El problema mayor es detectar la combinación de ataques y sus respectivas intensidades dependiendo de los antecedentes clínicos del paciente… lo que está presentando un reto inédito.
Según The New Yorker, la comunidad médica, en blogs, podcasts, y otras redes sociales, ha estado intercambiando experiencias y teorías sobre las complejidades de la Covid-19. A menudo, sus intercambios siguen las pautas de doctores de cuidado intensivo que prefieren evitar hablar de síntomas (dolor de tórax, diabetes) a favor de la compleja complementariedad del funcionamiento de órganos y su desempeño que, en su momento, pueden funcionar mal. Esclarecer estos vínculos puede significar extraer a mucho paciente del desahucio poco menos que inevitable, silencioso y hasta solitario.
El autor es miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua, jvordenes.wordpress.com
Columnas de JORGE V. ORDENES-LAVADENZ