Padres de familia vs. colegios privados
Menudo problema que acompaña el confinamiento nacional, el debate sobre los descuentos a las pensiones de los colegios privados polariza al país y devela una incapacidad inesperada del Ministro de Educación para entablar puentes de diálogo entre los colegios privados y los padres de familia.
La Asociación de Padres de Familia alega que Víctor Hugo Cárdenas los dejó plantados en varias ocasiones para negociar los descuentos en las pensiones, ellos (los padres de familia) exigen un 50% de descuento en la pensión, puesto que con la pandemia se les ha resentido la economía del hogar.
Por otro lado, el Ministerio de Educación tenía la difícil tarea de llegar a un acuerdo que implique el no cierre de los colegios, el no despido de maestros y el descuento en las pensiones para los padres de familia. Presentó hace algunos días atrás un plan de descuentos que oscila entre el 6 y el 28%, cifras que dependerán de la cantidad de alumnos matriculados y las plataformas de enseñanza alternativa implementadas por el colegio. El viceministro Tejada asegura que el plan de descuentos es fruto de un acuerdo entre Andecop (organización que agrupa a los colegios privados) y la asociación de padres de familia, algo que fue desmentido por el presidente de dicha asociación.
Los padres de familia aseguran que con el 50% de las pensiones, a los colegios les alcanza y sobra, aunque no tienen ningún estudio técnico que respalde tal afirmación.
La situación es compleja y merece un análisis a fondo. Hasta el momento, las razones de los padres de familia han quedado bien expuestas: tienen la economía golpeada y además alegan que sus hijos no reciben el mismo nivel de educación pues las materias han sido reducidas a las esenciales y de éstas pasan clases de 45 minutos en las cuales se cuestiona la capacidad de aprendizaje de los estudiantes.
Por otro lado, poco o nada se habla de los colegios privados y sus obligaciones. Debemos tomar en cuenta que los colegios privados, como cualquier otra empresa, realizan inversiones encaminadas a mejorar infraestructura, plantel docente, opciones de intercambio internacional, entre otras, que les permitan acrecentar su prestigio en el mercado. Por lo cual se debe suponer que muchos colegios privados tengan compromisos crediticios con entidades financieras. Pensemos que, al estar las instalaciones inactivas, representan gastos mínimos de servicios, pero no olvidemos que, por decreto, no pueden despedir al personal y que, además, deben pagarles mes a mes, planillas completas, sin recibir ingresos porque hace ya tiempo atrás que muchos padres de familia dejaron de pagar las pensiones.
Así pues, quiero hacer una reflexión sobre la situación de la educación privada en Bolivia. Si bien hay colegios que tienen pensiones que oscilan entre lo absurdo y lo ridículo de caro (no se me ofendan, si pueden pagarlo adelante, están en su derecho), también existen muchos colegios particulares que tienen pensiones competitivas y muchos que pueden llegar a ser considerados baratos. Puesto que el universo de colegios privados es diverso, pensar en un descuento único resulta injusto, criminal en algunos casos, pues podría desembocar en la quiebra de los colegios.
Los padres de familia debieron haberse organizado en torno a asociaciones más pequeñas que negociaran directamente con los colegios, ese camino hubiera sido el mejor, sin lugar a dudas. Pero Bolivia hace tiempo que se volvió dependiente del Estado para solucionar conflictos entre particulares, lo malo es que cuando el Estado presenta la solución siempre aparece una de las partes alegando que no fue incluida en la negociación. Lo cierto es que el Ministerio podría haber hecho más, a la hora de comunicar su propuesta, la cual fue recibida por los padres de familia como una imposición y desató las protestas en las calles y en las redes sociales.
A los padres de familia les toca recordar qué aspectos consideraron al elegir un colegio para sus hijos, seguramente tomaron en cuenta el nivel académico, el prestigio del colegio y, con seguridad, también la infraestructura fue un factor importante. Debido a la crisis de la pandemia de Covid-19, algo tan importante como la infraestructura del colegio parece pasar desapercibida.
Pero, ¿qué pensarían los padres de familia si, cuando vuelvan los chicos al colegio, les dicen que deben pagar un extra por el uso del campo deportivo, pues tuvieron que ceder su administración a un tercero para no deshacerse completamente de él? O ¿que las clases de computación ahora deben ser sólo para los alumnos que puedan traer sus computadoras puesto que el colegio tuvo que vender los equipos que había comprado a crédito?
En una negociación sincera, las partes deben estar dispuestas a ceder un poco en sus respectivas posiciones. Es preciso que los padres de familia comprendan que un descuento fijo para todos los colegios privados es injusto. El Ministerio debe explicar de mejor manera el estudio o el trabajo que lo llevó a proponer los porcentajes mencionados anteriormente y los colegios deben estar dispuestos a hacer los sacrificios necesarios considerando que las economías familiares han sido fuertemente golpeadas por la pandemia.
Sólo la educación puede cambiar una sociedad y permitir la prosperidad en un país, Bolivia no se puede dar el lujo de perder la gran oferta que tiene de colegios privados. ¿O será que los padres de familia están dispuestos a pasar a sus hijos a colegios fiscales?
El autor es investigador del Ceres
Columnas de PEDRO ANDRÉS BADRÁN LEÓN