Una presencia que incomoda
Para cualquier militante masista con cierta sobriedad ideológica la presencia de Evo Morales como candidato a senador resulta por demás incómoda. Solamente a un sector radical, ese que pregona el “ahora sí, guerra civil”, apuesta por el retorno de su desprestigiado jefazo.
Como en anteriores elecciones, el MAS espera el apoyo del voto rural y el orgánico del trópico y los valles de Cochabamba, que tradicionalmente han favorecido a sus candidatos. Pero ahora el desafío de los estrategas azules es ganar también el voto urbano y de la gran masa de indecisos. Como para todos los partidos, la lucha por el apoyo de éstos es crucial, especialmente en la recta final de las campañas. Con Evo presente eso es misión imposible.
La posible presencia en el país o la sola idea de que Evo Morales podría representarlos en la Asamblea Legislativa causa pavor en muchos sectores de la sociedad, mucho más en los urbanos. Suficiente con revisar las redes sociales para percibir el gran rechazo ante esa posibilidad ya sea través de argumentos políticos y jurídicos o simplemente con memes e insultos. Vapuleado por las denuncias de fraude electoral de hace casi un año y las recientes por posible estupro, el prestigio del expresidente está por los suelos. Nadie quisiera sacarse una selfi con un sospechoso de pedofilia.
Y la militancia del Movimiento al Socialismo sabe muy bien que la presencia de Morales va a restarles votos. Claro que nadie se anima a decirlo públicamente.
Así que, señor Morales quédese tranquilo en su exilio, aquí nadie lo quiere. Puede que sus enemigos sí, precisamente por eso, para que hunda a sus amigos.
El autor es periodista
Columnas de MICHEL ZELADA CABRERA