El peor error en 38 años de democracia
Después de la perturbación política del 21 de julio de 1978 cuando Hugo Bánzer Suárez renunció a la Presidencia de la República –lo que dio lugar a 10 sucesivos gobiernos militares y dos de transición democrática– el 10 de octubre de 1982 juró como presidente el Dr. Hernán Siles Zuazo, inaugurando así el periodo de vida democrática más largo de la historia del país.
Desde entonces y hasta el 12 de noviembre de 2019, a pesar de las renuncias de los presidentes Hugo Bánzer Suárez el 6 de agosto de 2001 por enfermedad y de Gonzalo Sánchez de Lozada el 17 de octubre de 2003 por presión ciudadana, la garantía democrática ha sido estable, pese a la turbulencia de los años 2008 y 2016, y el año 2019 cuando Morales intentó un cuarto mandato que generó la protesta de 21 días y se zanjó con la renuncia y posterior huida del nombrado a México y luego a Buenos Aires.
La transición ha sido difícil, pero fue resuelta desde y conforme a la Constitución Política del Estado que permitió a la entonces senadora por el departamento del Beni, Jeanine Áñez Chávez, asumir la Presidencia del Estado con la misión principal de reforzar el procedimiento democrático mediante nuevas elecciones.
Pero algo pasó entre el 12 de noviembre de 2019 y el 24 de enero de este año, cuando Áñez anunció al país su decisión de ser candidata porque encarnaría, según ella, la unidad del pueblo boliviano y porque según su ministro de Gobierno; “gracias a Dios Jeanine tiene más cojones que todos y que la obligaron a ser candidata”. Desde ese nefasto anuncio, Bolivia se ha retorcido al pasado inmediato del nepotismo, la mentira, el abuso de poder, la intimidación, el uso indebido de bienes del Estado, la contratación de empresas observadas que operan cuentas falsas, la propaganda desmedida y los actos de corrupción, entre otros 55 casos irregulares en tan sólo 300 días de gestión, acentuado con mayor énfasis durante este período de emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus y la aparición de intermediarios que hacen negocios con los más altos niveles de la administración accidental de Áñez y de los demócratas.
Y para colmo de males, la Presidenta ha decidido dejar de presidir un Gobierno con vergüenza y dedicarse, en horarios de trabajo, a hacer campaña para la alianza que encabeza. Además, con total obcecación y en actos oficiales, diciendo porquerías contra sus contendientes, igual o peor a los que utilizaba el huido expresidente.
No queda duda que el actual régimen manipula datos, esconde actos irregulares y de corrupción y permite la fuga selectiva de imputados. En ese contexto, hasta ahora he sido reacio a etiquetar a los demócratas como el peor movimiento político de la historia y a Jeanine Añez Chávez como el peor Presidente y el mayor error de gobernanza en 38 años de democracia.
El autor es abogado y docente en la UMSS
Columnas de HENRY GONZALO RICO GARCÍA