Contra el salvajismo motorizado
En un recorrido por la ciclorruta que pasa por el centro de la ciudad (desde la calle Diego de Almagro hasta la Oquendo atravesando por la Ecuador) detectamos más de una decena de terribles falencias en la señalización, la planificación, la seguridad, la ubicación, etc.
Pese a la gravedad de las fallas, a mediano y largo plazo y quizá con mucha insistencia y perseverancia de los interesados, todas al final son subsanables. Pero lo que será difícily casi imposible de cambiar o solucionar es la actitud negligente, salvaje e irresponsable de los conductores de vehículos motorizados. Lo que es muy preocupante.
De nada sirve que exista una Ley de la Bicicleta y de unas autoridades dispuestas a hacerla cumplir (estamos hablando hipotéticamente, claro), si en forma paralela no se genera un cambio de actitud de los que conducen motorizados. Y no hay excepciones, desde el taxista, el chofer de trufi o micro hasta el conductor de vehículo particular, todos muestran esa ausencia de educación y consideración hacia quienes desde todo punto de vista son más vulnerables en vía la pública: los ciclistas.
¿Los responsables? Todos. Desde la inexistente dirección de Comunicación de la Alcaldía que no genera ni la más básica campaña de educación para concienciar a los conductores, pasando por los propios choferes cuyo nivel de evolución se estancó en la era del gruñido y finalmente de los propios ciclistas, que no asumen una actitud más firme para defender sus derechos.
El autor es periodista
Columnas de MICHEL ZELADA CABRERA