Remar juntos
Las sirenas de las ambulancias no dejan de ulular, y con más intensidad en las noches. Ese sonido que, sin duda era esporádico en el pasado, ahora es parte de la polifonía de la ciudad, de mi barrio que tiene un hospital en las proximidades. Esas sirenas evocan un sonido que ha sido constante en los últimos días, uno que nos remite, por los atajos cognitivos que hacemos, a suponer con pesar que dentro viaja alguien en estado crítico y hay también un personal de asistencia médico. Nos hace pensar en toda una familia que tiene el ánimo en vilo por la salud de quien está en asistencia móvil.
En el hospital de mi barrio se puede ver, por unos inmensos ventanales, al personal de salud en constante movimiento. Los han llamado “ángeles de blanco”, nada más cierto. Conmueve a diario ver los esfuerzos denodados, la vocación profunda e incansable, algo que reconocemos desde nuestro anonimato. Ese anonimato que va evadiendo el mal que persiste, en Cochabamba hemos tenido en fechas pasadas, 952 casos registrados, cifra que conmociona y nos mueve a pensar todo lo que como sociedad hemos hecho para hacer que esta cifra se incremente.
Es importante mencionar que pese a los cuidados que muchos han tomado, igual el contagio llegó. No todos los enfermos de Covid-19 han sido irresponsables, no han roto las rutinas de bioseguirdad y aun así hay muchos que en esta semana han partido y otros que aún resisten. Desde este espacio de opinión, va para ellos las condolencias en caso de deceso y el abrazo que no se puede dar pero que está presente desde la materialidad de las palabras.
Pues para los que hemos quedado, no queda más que remar, pero hacerlo juntos. Hace un tiempo, un amigo me decía que no es tan cierto eso de que la emergencia sanitaria ha generado solidaridades colectivas, quizá sea cierto, pero creo que con esta alza de casos hemos vuelto a recordar que en este barco estamos todos y que no podemos pensarnos como islas, somos una suma de personas y si hay una pedagogía de la pandemia, es que estamos entretejidos: hermanados ante el espanto. Que el abrazo nos teje, aunque no sea material,y en su simbología cabemos todos, los que permanecemos y los que se han ido.
En esta cadena infinita, cada eslabón cuenta, no olvidemos la parte que nos corresponde. Hoy es vital seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS) que plantea que si la Covid-19 se propaga en la comunidad hay que cuidarse adoptando algunas precauciones como mantener el distanciamiento físico, llevar mascarilla, ventilar bien y regularmente las habitaciones, evitar las aglomeraciones, lavarse las manos y cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo al toser.
Todas las medidas son necesarias. Además, la OMS enfatiza en convertir el uso de la mascarilla en una parte normal de nuestra interacción con otras personas. Para que sean lo más eficaces posibles, es esencial utilizar, limpiar y eliminar las mascarillas correctamente. Así es como podemos y debemos remar juntos.
La autora es escritora
Columnas de CECILIA ROMERO