Nosotros y el medio ambiente
¿Qué actitud tenemos que tomar?, se pregunta el Viceministro de Medio Ambiente refiriéndose a los asentamientos humanos en el Parque Nacional Tunari, el área protegida cuyo impacto medioambiental es esencial para la calidad de vida de los cochabambinos, especialmente de los que habitan en la región metropolitana del departamento.
Cerca de 400.000 personas, 83.000 familias, viven en ese territorio protegido que se extiende en cinco provincias y una decena de municipios, y que está permanentemente amenazado por ocupaciones ilegales e incendios provocados para ampliar las áreas de cultivos.
Los problemas de esa y de otras áreas protegidas fueron el tema de un programa radial con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebró el sábado, como cada 5 de junio desde que hace casi medio siglo la Asamblea General de la ONU decidiera dedicar un día especial a la salud del planeta.
La jornada, que ya se ha incorporado a la agenda pública en gran parte del mundo, ha tenido la virtud de confirmar que la consciencia sobre la importancia del asunto mantiene su tendencia ascendente. Eso se refleja de manera muy visible en la creciente frecuencia con que salen a la luz noticias relacionadas con el impacto que las actividades humanas ocasionan al equilibrio ecológico del planeta y con las muchas maneras como éste, a su vez, repercute en la calidad de vida individual y colectiva. Pero también, y eso es lo más importante, el tema se ha consolidado ya en un lugar muy destacado en la agenda política internacional.
Lo que pasa en nuestro país no es diferente. Por el contrario, basta ver el trasfondo de la mayor parte de los temas de la agenda pública –sobre todo los relacionados con las actividades económicas– para constatar que el tema ambiental ya está instalado en el debate de las políticas públicas.
El eje de esos debates gira alrededor de dos polos que son los mismos que dividen las opiniones en el planeta entero. Son, en un extremo, el pragmatismo económico y, en el otro, el conservacionismo ambiental.
Sobre la base de esos elementos, las controversias adquieren en Bolivia una especial dimensión porque el nuestro es uno de los países con mayor riqueza natural, uno de los 10 con mayor biodiversidad del planeta y uno de los que más velozmente está avanzando en el camino hacia su destrucción.
El tema no es fácil, como nos consta a los cochabambinos, que casi a diario tenemos que lidiar con la disyuntiva de elegir entre una u otra opción. Y eso vale para lo más pequeño e inmediato, como nuestras respectivas aceras, hasta lo más grande y aparentemente lejano, como el futuro del Tipnis o el Parque Nacional Tunari.