La dictadura de Banzer: mil mujeres víctimas
Este agosto recordamos –y no debemos olvidar– los 50 años del golpe que dio inicio a la atroz e impune dictadura de Hugo Bánzer, quien junto a las FFAA (posición institucional) y a partidos políticos legales, MNR y FSB, causaron horror y muerte por doquier, en toda Bolivia. ¿Qué nos pasó aquella vez?
Miles de personas: estudiantes y sus dirigentes, profesores de colegio y universidad, dirigentes obreros fabriles, campesinos e inclusive militares fueron acribillados, torturados, exiliados, asesinados o desaparecidos, en la Federación de Fabriles de Santa Cruz, el cerro Laikakota en La Paz (1971); valle alto, Cochabamba (1974) y en campos de concentración de la Dirección de Orden Político (DOP) en los nueve departamentos; Casa de Piedra, cuarteles y “casas de seguridad”.
Las mujeres fueron quienes más sufrieron, como hijas, hermanas, mamás o abuelas. Cálculos conservadores señalan a más de mil víctimas, como estudiantes, profesoras, dirigentes e inclusive como activistas o guerrilleras del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que en 1970 destapó el escándalo de la empresa de EEUU “outh American Placers SAPI, que sacaba de contrabando toneladas oro de Teoponte, por avión en pista clandestina, sin regulación estatal.
Existen casos de docenas de mujeres que fueron detenidas y estaban embarazadas. Como el de Judith Muñoz Durán, periodista que en estado de gestación avanzado, fue torturada en la Casa de Piedra, Achocalla y en el Regimiento Bolívar 2do de Artillería, Viacha, un campo de concentración administrado institucionalmente por las FFAA. Allí, en cautiverio, nació su hija.
Más aún. La periodista Leslie Magdalena Andreuzzi Vaca Díez, redactora de Crónica, de Santa Cruz de la Sierra, corresponsal de Los Tiempos, de Cochabamba y reportera de Radio Piraí, fue detenida el 19 de agosto 1971 en la plaza 24 de Septiembre, llevada a la 8va División del Ejército donde fue ultrajada sexualmente por 100 militares (literal), luego llevada a La Paz, a la DOP del Ministerio de Gobierno, y allí asesinada. La última persona que la vio con vida fue Roger Emilio Tuero Velásquez, actual profesor de la Universidad Gabriel René Moreno. Este caso no fue investigado por un fiscal o juez, y la prensa comenzó a borrar archivos.
Los vejámenes que padecieron algunas mujeres, están registradas en el libro Libres (La Paz, 2013) del Movimiento de Mujeres Libertad: 1. Graciela Aguilera Sequeira; 2. Elisa Petrona Alcón Quispe; 3. María Salomé Alcón Quispe; 4. Norma Bilbao La Vieja Crespo; 5. Delfina Burgoa Peñaloza; 6. Elsa Burgoa Mendívil; 7. Clotilde Cabrera de Pasquali; 8. Yolanda Calderón Castro de Ramírez; 9. Ledy Catoira Moreno; 10. Geraldine Coronado; 11. Rosángela Choque Oblitas; 12. María Elsa Crispín Quiñonez; 13. Dehne Edna Fernández de Quintanilla; 14. María Antonieta Del Carpio Burgoa; 15. Nelly Fernández Negrete; 16. María Victoria Fernández Quisbert; 17. Erika Ferrufino de Arroyo.
Más testimonios: 18. Valentina Jurado Escóbar; 19. Lourdes Koya Cuenca; 20. Carmen Rosa Murillo del Castillo; 21. Kivie Murillo Gamarra; 22. Mirna Murillo Gamarra; 23. María Teresa G. Muñoz Vargas; 24. Nancy Olguín Antezana de Alem; 25. Aida Pedrazas Tórres de Cañipa; 26. Bertha Pórcel Durán; 27. Consuelo Quitón Daza; 28. Miriam Rodríguez Sánchez; 29. Hilda Saavedra Serrano; 30. María Raquel Tórrez Córdova; 31. Clara Torrico Medina; 32. Anita Urquieta Paz; 33. Olga Blanca Valverde Ostria de Torrico; 34. Marlene Vásquez Solares.
Banzer se creía “líder” de los campesinos y se ufanaba de su crueldad. A los dirigentes de Cochabamba les dijo: “Al primer agitador que vaya al campo, yo les autorizo, pueden matarlo. Si no, me lo traen aquí para que se entienda conmigo personalmente”, registrado en el diario Presencia del 2 de febrero de 1974.
Hugo Banzer fue tan cruel que ordenó e hizo matar a su exministro del Interior, Andrés Selich Chop, en la casa de su reemplazante, Alfredo “Cubo” Arce Carpio. Allí, al sádico Selich primero le invitaron whisky y luego sus mismos paramilitares le torturaron hasta matarlo, el 5 de mayo de 1972, en un “ajuste de cuentas” por poder, típico de dictadores y narcos.
El dictador y sus cómplices no fueron juzgados y menos sancionados. Marcelo Quiroga le inició a Banzer un juicio en el Parlamento (agosto de 1979). Un año después fue asesinado en las gradas de la COB y su cadáver está desaparecido hasta hoy.
Algunos mandatarios, como Evo Morales y Álvaro García, heredaron métodos y sadismo de Banzer. Prueba: proscripción de dirigentes, medios de comunicación silenciados y varias muertes provocadas, especialmente en el Chapare, donde Banzer y el nazi Klaus Barbie iniciaron la producción masiva de cocaína.
El Estado boliviano, a través de los conductores de sus cuatro órganos (Parlamento, Gobierno, Poder Judicial y Tribunal Electoral) no reconoce el aporte a la democracia de miles de luchadores sociales durante las dictaduras. Cada poder estatal actúa, a conveniencia y como Pilatos. No hubo una sola coordinación y menos una “cumbre” para resolver esta deuda histórica.
El Movimiento de Mujeres Libertad comenzó una campaña nacional de esclarecimiento en cuatro departamentos. Todos debiéramos apoyar para que esta verdad histórica se conozca en escuelas, colegios, universidades y en toda la sociedad.
El autor es comunicador, investigador y activista social