Enamorados de la negra Tomasa
“Estoy tan enamorado de la negra Tomasa, que cuando se va de casa, triste me pongo”. Más o menos así iba la letra de una canción tropical que estuvo de moda hace 30 años interpretada por Los Caifanes del Río, aunque me dicen que la pieza en sí es más antigua.
Como sea, es inevitable recordar la letra y melodía al ver que otra Tomasa va enamorando al país: la yungueña afroboliviana, originaria de Arapata, Tomasa Medina. Su foto en la que se la ve soberbia, con la frente en alto, pavoneándose las polleras y desfilando ante los efectivos militares circula en redes sociales, lo mismo que los videos en los que baila en medio de los conflictos, como si fuera una fiesta en lugar de un enfrentamiento callejero.
Estuvo al frente de las mujeres que reclamaban por recuperar la sede de Adepcoca y, tras la victoria de su sector sobre las facciones masistas, se ha hecho prácticamente famosa, al punto de que su nombre suena fuerte como futura presidenta de la organización.
Y aunque parece una mujer tan alegre como sencilla, los periodistas hemos sufrido horrores por lograr una entrevista con ella. Tal es la demanda, tal es el escaso tiempo del que ahora dispone.
Tomasa aquí, Tomasa allá. No ha faltado quién plantee algo más para ella.
“Me gustaría, sin duda alguna, ver ésta misma imagen, cinco años después, con Tomasa alzada en hombros rumbo al palacio de gobierno. ¿Por qué no? Una mujer afro, la primera de esas características, como presidenta del país, después de derrocar al gobierno del indígena de Orinoca. Sería, simplemente, glorioso”, escribe en su cuenta de “Face”, el politólogo Eynar Rosso.
La verdad, creo que estamos lejos de eso (¡lo que hace el amor!). Pero lo transcribo para mostrar lo que puede ser el nacimiento de una nueva líder. Tomasa ya enamoró al país. Hay que ver cómo sigue la historia.
El autor es periodista
Columnas de LUIS FERNANDO AVENDAÑO