El desarrollo regresó a la llajta por un corto verano
Tras haber vivido 14 años calificados por el gobierno central como de la mayor bonanza económica de la historia, en las últimas elecciones municipales, el municipio de Cochabamba tuvo que hacer un balance de su situación económica, social, política y cultural llegando a la frustrante pero objetiva conclusión de haber retrocedido del primer al sexto lugar en desarrollo humano. Ese frío indicador del Informe sobre Desarrollo Humano 2020 del PNUD adquiere dimensiones dramáticas cuando entramos al detalle de su significado:
Para empezar, en todo el tiempo de la “histórica” bonanza no se ha construido ni un solo hospital de tercer nivel y toda la población cochabambina sigue colapsando diariamente el hospital Viedma. Si bien en la década del 90 el alcalde Manfred Reyes Villa y, posteriormente, él mismo en su condición de prefecto impulsó junto a las instituciones cívicas la construcción de la presa y el túnel de la primera fase del proyecto Misicuni, al presente, el problema del agua potable y el agua de riego no tienen una solución aceptable, menos la contaminación del río Rocha y el colapso de nuestras lagunas: Alalay, Coña Coña y Kenamari, espejos de agua tan necesarios para regular el equilibrio ambiental.
Por otra parte, tampoco se ha solucionado el problema de la carretera Cochabamba - Santa Cruz en la zona de El Sillar, no se han rehabilitado los ferrocarriles, se ha liquidado el LAB otrora orgullo cochabambino, la calidad del aire y el suelo se ha deteriorado por la contaminación, el crecimiento urbano caótico al calor de la especulación de tierras, el colapso de los servicios básicos, el estancamiento académico de nuestra universidad y el retroceso en el deporte, educación, artes y cultura son los indicadores del dramático colapso.
Esta situación evaluada por los cochabambinos se la atribuye a un vacío de liderazgo por lo cual, la población decidió elegir a Manfred Reyes Villa como alcalde con la misión de recuperar la senda del progreso, mejorar la calidad de vida y volver al sitial de primera ciudad en desarrollo humano.
En efecto, Cochabamba no se equivocó porque los cuatro meses de Manfred a la cabeza de la alcaldía han demostrado su capacidad de gestión, haciendo renacer la esperanza, el orgullo valluno y sobre todo la responsabilidad de desarrollar un trabajo planificado dentro de una estrategia de acción colectiva. La presencia de Manfred ha obligado, además, al gobierno nacional y al gobierno departamental a redoblar esfuerzos para no quedarse atrás y emular la dinámica municipal.
Sin embargo, no todo es optimismo, unidad y esperanza. Precisamente a cuatro meses de gestión y cual si fuera una maldición surge un complot judicial contra el alcalde que, de prosperar, amenaza desconocer el voto ciudadano y despojar a Cochabamba de su derecho al progreso. Y es precisamente el Órgano Judicial más deslegitimado de la historia de Bolivia que pretende, con un proceso y un fallo ilegales, anular el voto del pueblo y destituir al alcalde. ¿Habrá sido este retorno del progreso a Cochabamba apenas un breve verano antes de otro largo invierno evista? ¿Los cochabambinos lo permitiremos?
El autor es abogado
Columnas de FREDDY CAMACHO CALIZAYA