Una “jornada normal”
La “jornada normal” de ayer tuvo su antesala el día anterior con los actos por el Día de la Democracia, con mítines y manifestaciones públicas. En Cochabamba, cientos de personas colmaron la Plaza de las Banderas para protestar contra las leyes autoritarias y la persecución política del Gobierno. Bastante gente. Incluso, un masista, preguntaba de qué año era la foto en la portada del periódico. Es que no lo pueden creer, o no lo quieren creer. Para el MAS y el Gobierno estuvo todo normal.
Domingo por la noche, habían comenzado los bloqueos en la avenida Circunvalación. Las fogatas y piedras destacaban en la ruta, además de la represión policial para garantizar una jornada normal.
Lunes por la mañana. Más de 150 puntos de bloqueo proliferaron por varias esquinas en siete ciudades capitales del país. Hubo marchas y manifestaciones. Más de una docena de sectores, entre gremiales, transporte, médicos, Conade, comités cívicos, alcaldías, gobernaciones, plataformas ciudadanas y organizaciones políticas, además de la ciudadanía, tomaron parte.
Fue tal la contundencia que tuvieron que salir las huestes masistas a contrarrestar, pero, a la vez, aumentando la tensión en las calles. Hubo patadas, peleas, se agarraron de las mechas, hicieron corretear a los bloqueadores, el propio ministro de Obras Públicas se apresuró en levantar llantas en Santa Cruz y convocar a la población a que salgan a desbloquear. Quería que todo estuviera normal.
Y lo más relevante: más de 10 mil policías fueron desplazados por todas las calles del país, buscando despejarlas. Hubo gasificaciones, aporreos y una veintena de detenidos. En la noche, en Cochabamba, nuevamente las multitudes colmaron la Plaza de las Banderas. Nuevas manifestaciones, vivas, mueras, y el descontento sintiéndose flotar en el aire, mientras el Gobierno daba su reporte destacando el fracaso del paro cívico y declarando que fue una jornada normal.
El autor es periodista
Columnas de LUIS FERNANDO AVENDAÑO