Sexualidad: vulnerabilidad de adolescentes en las redes sociales
La adolescencia es una etapa compleja, pero muy importante para la construcción de la personalidad. Durante la cuarentena y por las restricciones sociales por la Covid 19, se estableció el distanciamiento físico con amigos y amigas de unidades educativas y otros espacios de socialización que son vitales para el desarrollo de los y las adolescentes.
Por el cierre de las unidades educativas y la utilización de las plataformas virtuales, padres y madres de familia hicieron todo lo posible para que sus hijos tuvieran un celular, una tableta, computadora personal y el acceso a internet, con el propósito de que asistan a sus clases virtuales.
Durante el tiempo de restricciones por la pandemia, miles de adolescentes y jóvenes ingresaron de manera masiva a las redes sociales (Facebook, WhatsApp, Instagram, etc.) sin tener una información u orientación adecuada sobre los riesgos a los que se exponen. En la adolescencia se inician también las relaciones afectivas y sexuales, que son importantes para el pasaje de la etapa de la infancia a la adulta.
Para comprender estas relaciones virtuales, el Instituto para el Desarrollo Humano–Bolivia (IpDH), realizó en la ciudad de Cochabamba —de 27 de septiembre al 4 de octubre de 2021— una encuesta virtual a las 27 preguntas que estuvo dirigida a adolescentes y jóvenes de 11 a 21 años, a la que, de manera anónima, respondieron 2.302 estudiantes de diferentes unidades educativas públicas.
El 59% corresponde al sexo femenino. El 90% tiene una cuenta en WhatsApp, 56% en Facebook, 57% en YouTube, 43% Instagram y 2% en Tinder. El 32% tiene además otras cuentas con perfiles falsos. La mitad de los estudiantes pone su nombre completo en sus redes sociales, fotografías y hasta el nombre de su colegio. Una cuarta parte comparte su contraseña con algún amigo, enamorado o familiar.
El 91% se conecta mediante un celular propio. El 71% dedica entre una hora a menos de ocho horas del tiempo de su jornada a las redes sociales. Casi la mitad de los estudiantes se comunican cada día, otros 2 a 3 veces por semana.
El número de amigos o amigas va de 30, hasta 5.000 personas. Un poco más de la mitad de sus seguidores son de Cochabamba, el resto son de otros departamentos y del extranjero. Un 46% acepta a “amigos o amigas” que no conoce de manera personal y el 27% busca a personas que desconocidas.
La cuarta parte de los estudiantes ya tuvieron alguna relación sentimental a través de las redes sociales. Al 11% le pidieron que le envíe una foto o un video desnudo con carácter sexual (sexting), la mayoría fueron personas que no conocía. El 21% recibió fotos o videos con contenido sexual sin haberlos solicitado, también de personas desconocidas. Actualmente, el sexting, es una práctica muy común en las relaciones entre parejas heterosexuales u homosexuales, en particular en jóvenes. El sexting, no es un delito.
Sin embargo, 16 estudiantes de ambos sexos fueron extorsionados por enviar fotos desnudas, todos expresaron sentimientos de culpabilidad, miedo y vergüenza. La publicación de una foto o video con contenido sexual sin consentimiento de la persona que aparece en las imágenes, es lo se llama “sextorsión”. En general, ocurre por razones de venganza o económicas, es un delito y está penado por la ley en muchos países.
Casi 230 estudiantes de ambos sexos recibieron regalos (celulares, créditos de megas) o propuestas de trabajo fácil, a cambio de enviar fotos o videos desnudos o de tener relaciones sexuales (gromming). Esa acción también es un delito, porque el que la ejecuta se presenta en su perfil como un o una adolescente y en realidad es una persona mayor. La mayoría de los estudiantes encuestados no conoce ninguna institución donde pueda acudir en caso de sufrir violencia sexual digital.
Sin duda alguna, las redes sociales como Facebook, WhatsApp, Instagram, YouTube, TikTok y otras constituyen herramientas muy útiles para comunicarse y compartir, entre adolescentes, jóvenes, familiares, profesores, etc., actividades con temáticas relacionadas a la educación, investigación, exposiciones, etc. Son recursos que cada día evolucionan con gran rapidez y que están modificando constantemente nuestra sociedad.
El estudio revela que hay una gran vulnerabilidad afectiva y sexual en nuestros adolescentes que están ya sufriendo en silencio, traumatizados y sin saber dónde pedir ayuda. Además, diversos estudios demuestran la adicción y la dependencia que crean las redes sociales, con los múltiples riesgos que implica para las familias y nuestra sociedad.
Las autoridades del Ministerio de Educación deberían tomar muy en cuenta esta nueva situación para integrar en la currícula educativa el buen manejo de las redes sociales como parte de la formación para la vida de adolescentes y jóvenes.
El autor es director del Instituto para el Desarrollo Humano – Bolivia
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