Vacunas urbanas
Qué calvario está resultando salir de la pandemia del coronavirus y eso se nota en las dificultades que enfrentan las acciones que apuntan a reactivar la economía. En una visita a la Feicobol noté la ausencia de muchas empresas que, por falta de recursos y personal, no presentaron sus estands. Pero más allá de eso, algo que me pregunté entre esas aglomeraciones es ¿cuánta gente está vacunada?
Es muy probable que fuera un porcentaje alto, porque en la ciudad sí se vio afluencia a los puntos de vacunación. Sin embargo, si miramos a nivel departamental, aún no llegamos a superar el 60 por ciento. Según los datos del Servicio Departamental de Salud, la población vacunada a la fecha es del 59,73 por ciento.
La verdad, me parece un porcentaje bajo y me puse a pensar en las estrategias ejecutadas por instancias estatales y algunas empresas para incentivar la vacunación: todas están enfocadas fundamentalmente en la ciudad, donde la cantidad de vacunados es mucho más alta, aunque no la esperada. Y ¿qué pasa con el área rural?
Muchos dirán, pero es que allí no hay esas aglomeraciones en el mercado o el transporte y demás. Sin embargo, sigue siendo un riesgo que no se vacunen. Esto va a generar que la gente no quiera visitar el campo como destino para un fin de semana y muchos municipios hacen ferias y actividades los domingos.
Asimismo, las personas del área rural también llegan a la ciudad y existe un flujo del virus. Pero no veo realmente estrategias para informar a la gente sobre la importancia de vacunarse.
Incluso llegué a pensar que necesitan el impulso de algún líder para que se vacunen y ahí me di cuenta que, pese a las grandes aglomeraciones que se generan en ampliados en los que está el expresidente Evo Morales, nunca se insta a la gente a ponerse la vacuna. Es más, el señor Morales no hace alusión a ello. Quizá si él lo hiciera, las personas del área rural, sí se pondrían la vacuna.
Parece que es una vacuna urbana y esto no debería ser así. Todos necesitamos de la protección inmunitaria para frenar este virus.
Veo con temor las fiestas y ampliados políticos, porque uno nunca sabe quién puede contagiarse y luego ir propagando el virus por todo lado. Y la gente que está en la ciudad y tiene la posibilidad de vacunarse, hágalo. No sólo por uno mismo, sino también por los demás.
Es importante también comenzar a vacunar con mayor fuerza a los adolescentes. Los padres temen por sus hijos y es absolutamente comprensible; pero es necesario que se vacunen para volver a clases presenciales, que los jóvenes y niños socialicen y compartan con sus pares, que vivan y disfruten.
La vacunación está siendo muy urbana, lenta y poco informativa. Es absolutamente necesario ponerse las pilas en esta labor y hacerlo de manera responsable. La vida y la economía no pueden seguir en espera.
La autora es comunicadora social
Columnas de LORENA AMURRIO MONTES