La esencia del Estado
En dos palabras ajustadas recordemos que la humanidad pasó inicialmente por el salvajismo y luego por la barbarie, con tres estadios cada una de estas etapas, prehistóricas. Al principio, el humano se alimentaba solo de frutos y de hojas luego vivió de la pesca y de la caza, posteriormente aprendió a labrar la tierra y luego a domesticar a los animales creándose la ganadería. Los más “vivaces” tenían para sí los instrumentos de labranza y los animales domesticados y comenzaron a acaparar los instrumentos de trabajo y a adueñarse del ganado, naciendo así la desigualdad y la explotación de unos sobre otros.
Posteriormente advino la civilización y aquel desequilibrio se profundizó creándose conflictos internos y guerras, formándose espontáneamente el hoy llamado Estado, regulando las relaciones entre las partes pues estuvo y está siempre al servicio de los más fuertes.
Durante el mayor tiempo de vida humana el hombre vivió sin el Estado porque no había diferencias sociales, todo era de todos y nadie era dueño de nada. Regía el “apoyo mutuo”, los problemas eran resueltos en comunidad, no existía el derecho, la autoridad, los jefes, la policía, tampoco “representantes” ni represión, no existía la moneda ni la ambición ni el egoísmo.
El Estado en su rol regulador siempre fue arbitrario y abusivo, esa es su esencia, es usurpador, represivo, estafador, mentiroso, cínico, asaltante. Veamos la composición del Estado: una justicia podrida, un Ejecutivo con dictadorzuelos, un Legislativo compuesto por parásitos, un Órgano Electoral destinado al fraude.
El Estado nacional o “subnacional” impone al pueblo impuestos injustificados y ese dinero no es para “obras públicas”, buena parte se distribuye entre truhanes estatales denominados “autoridades”. Estos abren cuentas bancarias en paraísos fiscales, compran hoteles de cinco estrellas en el exterior, mansiones lujosas, aviones, automóviles suntuarios.
El Estado, que dizque es una forma de organización social, pignora las riquezas naturales, se apropia de los bienes del pueblo, lotea el territorio nacional, recluta empleados públicos imponiéndoles tareas deshonrosas. La ignorancia cabalga orgullosa en los gobiernos, hace sufrir y hacen llorar a la gente.
Ya es difícil establecer una diferencia entre la política y la delincuencia. Un señor dice que capitalismo es barbarie, esta es una enorme difamación al ser humano porque en la barbarie no se conocía tanta podredumbre. ¿Cuándo será el día feliz en que desaparezca el Estado?
El autor es jurista
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA