Mala venta en Nueva York
Joven, caballero, señorita: yo no vengo a vender, vengo a regalar. El ofertón de hoy día 2.000 millones de dólares en bonos soberanos de la patria revolucionaria. Una ganga. Pagamos 7,5 por ciento de interés al año, devolvemos los morlacos en ocho años y, aunque usted no lo crea, comienza recibir al sexto año. En sencillo, usted me da sus bonos por los cuales yo le pagaba 4,875 por ciento y se vencía el próximo año, y en ocho años yo le ofrezco el 7,5 por ciento por año.
Y si usted llama en los próximos 10 minutos, se lleva el afilador de cuchillos Chaparín. Y le digo más, si llama en los próximos cinco minutos, se lleva una foto de regalo autografiada del líder máximo.
Los participantes del mercado, desconfiados, miran, tuercen la nariz y realizan muecas de sorpresa y finalmente deciden comprar y canjear solamente 850 millones de verdes. El vendedor se queda con 1.150 millones en la canasta.
El hermano y compañero revolucionario en Nueva York está medio en pánico porque no pudo vender todos los bonos, pero llama al departamento de propaganda y dice que debe ser presentada la operación como la ingeniería financiera más importante del último siglo a través de la cual el Gobierno boliviano bicicleteó 1.300 millones de dólares.
Deberán recibir, además, al genio de las finanzas internacionales nacional con la banda Poopó, guirnaldas rojas y collares de hojas de coca.
Ahora la pregunta central es: ¿quién compró o canjeó los bonos bolivianos? ¿Serán las AFP de Bolivia que habrán comprado 784 millones de dólares de esta deuda? ¿Serán los bancos comerciales bolivianos y las aseguradoras locales que también pusieron como 300 millones de dólares? ¿Fue una operación entre bolis en Nueva York?
Columnas de GONZALO CHÁVEZ A.