Hippies y políticos/as
Cuando la recurrente polarización política boliviana se da a la tarea de descalificar al adversario político, tiende a utilizar la militancia ideológica como insulto: “masillama”, “pitimula”, etc. En el caso de movimientos que no se encasillan en uno u otro lado, el poder usa intrigas, prejuicios y estereotipos referidos a lo que tratan de adivinar de la vida privada de las/os activistas desde el típico e hipócrita moralismo altoperuano. En ese sentido, el descrédito desde el poder de movimientos rebeldes apartidarios suele ser ambiguo e ignorante, generalmente apelando a apariencias superfluas, por ejemplo, tal es el caso de la calificación de “hippies” al movimiento ambiental de Cochabamba desde el poder.
Sin embargo, si nos ponemos a pensar, después de todo la calificación de “hippies” no es tan mala, especialmente cuando se trata de activismo ambiental genuino y en esta coyuntura en la que asola nuevamente la guerra.
Basta recordar que el movimiento hippie nació de una contracultura que cuestionaba la guerra en un país históricamente ultraguerrista, en un momento en el que miles de jóvenes iban a desangrarse y matar en países lejanos para —como siempre— salvaguardar intereses mezquinos.
También, el movimiento hippie fue vanguardia en abrazar el antirracismo, de ahí que se haya impregnado de jazz y rock, maravillosas expresiones de lo que sucede cuando distintas culturas se fusionan lejos del sometimiento discriminador del otro. ¿Acaso genios de la música universal como Bob Dylan, The Beatles, Pink Floyd, The Who, Joe Cocker, The Animals o Jimmy Hendrix no estuvieron relacionados e influenciados por el movimiento hippie?
Igualmente, está el vínculo de los hippies con la generación beat y la teoría crítica, ambas expresiones de una explosión de creatividad en las artes, las letras y la filosofía y las ciencias sociales. ¿O Jack Kerouac o William Burroughs no son escritores extraordinarios? ¿Qué hay del interesante aporte epistemológico de la teoría crítica?
Finalmente, filosóficamente hablando, el movimiento hippie fue parte de las vanguardias que cuestionaron el tradicional antropocentrismo de nuestras creencias dominantes, por lo que está vinculado a un temprano despertar del movimiento ambiental.
De todas maneras, hay que aclarar que como en todo movimiento político hubo facciones fundamentalistas, contradictorias, poseras y banales; uno de los problemas fue justamente que muchas de sus expresiones se quedaron en la superficialidad de apariencias suntuarias y consumo y entretenimiento fácil y vacío.
No obstante, lo que acontece en Ucrania lo demuestra una vez más. Dicho de la forma más simple, por más justas que parezcan las causas a algunos, si se trata del ejercicio de la guerra, ya debimos aprender muchas lecciones como humanidad. Primero, suelen ser los intereses mezquinos de los plutócratas de turno el principal móvil de las guerras y en ello no ha cambiado mucho la humanidad en el siglo XXI. Segundo, en el contexto de guerra se estigmatiza terriblemente al prójimo contra el que nos enfrentamos coyunturalmente y lo anula como ser humano. Ya casi con impotente indiferencia escuchamos las cifras de muertos/as y heridos/as, como si no fueran seres humanos, vidas truncadas, arruinadas y mutiladas, incluyendo las vidas de niños/as que siempre, pero siempre, merecen algo mejor. Tercero, en contextos de guerra también se “masculiniza” la violencia y la violencia sexual contra mujeres y disidencias se “normaliza” y potencia. Cuarto, la guerra conlleva un terrible costo económico, social y ambiental que es un insulto seguir pagando como humanidad con todo el conocimiento que hoy poseemos.
En consecuencia, prefiero diez mil veces a un/a “hippie” que a un encumbrado político/a, prefiero a un/a “hippie” cuya afición es mirar las estrellas o construir un huerto, opto por un/a “hippie” con su charango o su gaita a cuestas, elijo a un pacífico/a mochilero/a, un/a poeta de bar, un desordenado/a Quijote embriagado con la lectura o las artes.
Ellos no hacen la guerra. Los políticos/as del poder, sí.
Columnas de ROCÍO ESTREMADOIRO RIOJA