La ciencia en medio de la confusión
Los seres humanos, al parecer no podemos cultivarnos para vivir en paz y armonía, pese a que la evolución nos forjó como homo sapiens, a diferencia de otros seres vivos. La comunidad científica, en el tiempo, siempre fue en contrarruta a todo esto y ha ido sumando cada vez más logros notables a través de una rigurosa investigación y desarrollo en ciencia y tecnología. Con lo anterior hemos sido capaces de llegar a comprender gran parte el universo que nos rodea, dejar de ser primates y así acarrear una vida con menor sufrimiento y mayor bienestar.
Los recientes acontecimientos en Ucrania y los que se pronostican en Taiwán confirman esta situación y han sido una especie de gota que colmó el vaso, que pone en evidencia las abominables diferencias religiosas, étnicas, políticas y geopolíticas que tenemos entre los habitantes del planeta. Lo anterior está ocasionando serios desabastecimientos, precios elevados y, por ende, mayor pobreza. Por qué no, tal vez hasta una nueva confrontación bélica mundial.
La energía, que da sentido a la vida moderna que conocemos y nos seduce, sin duda que juega un papel fundamental en este desorden mundial actual. Europa con pánico ante la posibilidad de quedar desabastecida de energía; diésel escaso en el planeta sin el cual el abastecimiento de alimentos y bienes no es posible; protestas sociales por costos elevados de energía por doquier y hasta una muy posible recesión económica mundial.
En medio de esta confusión, esta columna, a diferencia de las que vengo realizando hace 27 años, no estará centrada en materia energética. Se encauzará, más bien, en un tema que también me entusiasma muy relacionado con la ciencia y tecnología. Mientras crece la confrontación, la ciencia sigue avanzando.
Se trata de las increíbles imágenes recientes que se reciben e interpretan del James Webb Telescope System (JWTS). Con esta maravilla de instrumento, ubicado a 1,6 millones de kilómetros de nuestro planeta, se visualizan claramente miles de nuevas galaxias, dantescos agujeros negros y nuevas estrellas a través de ondas infrarrojas. Esto nos acerca a poder comprender con mayor claridad lo acontecido en los momentos iniciales de la formación del universo que conocemos.
En los próximos meses, también podremos visualizar y tener mayor conocimiento a detalle sobre algunos planetas de nuestro sistema solar. Más conmovedor es conocer que se tendrá información sobre “exoplanetas”, con sus condiciones atmosféricas y geología y que podrían sustentar vida similar a la que conocemos. Ya no serían marcianos sino “exocianos” u algún otro alias. El JWTS nos arrima cada vez más a la realidad del universo, los orígenes de la vida y nos aleja de los dogmas establecidos.
El 22 de abril, la comunidad científica puso en marcha nuevamente el más grande acelerador o colisionador de partículas (LHC-CERN) ubicado en Europa. Este centro investiga lo muy pequeño, es decir, las partículas subatómicas fundamentales (quarks) y su comportamiento. Hace tiempo, el LHC ya nos dio la denominada “Partícula de Dios” (el Bosón de Higgs) que confirmó experimentalmente cómo la materia afecta la masa para formar estrellas y planetas. Es decir, se prueba experimentalmente lo que la teoría física y matemática predecían en su “Modelo Estándar”.
Ahora el remozado acelerador de partículas está colisionando protones muy cerca a la velocidad de la luz, para obtener nuevas partículas subatómicas que ayuden a comprender aún mejor lo que aconteció fracciones de segundo después del Big Bang. Ya se han conseguido tres nuevas subpartículas exóticas. Una máquina del tiempo, diríamos, que nos ayudará a entender mejor los orígenes y el futuro del universo. Recordemos que ya se cuenta con ciertos modelos teóricos que deben probarse experimentalmente. Entender las leyes fundamentales del universo y cómo funciona es más que fascinante. Este mejorado acelerador nos acerca cada día más a la realidad y los secretos del universo y nos aleja de los dogmas del pasado.
Asimismo, mientras el planeta se desgarra, la comunidad científica trabaja en el proyecto LUX-ZEPLIN (LZ), que es por ahora el lugar más puro del planeta, a 1,5 kilómetros bajo la tierra, donde se buscan señales de la misteriosa materia oscura y develarnos de qué está hecho este gran porcentaje del universo que desconocemos. Actualmente, sólo entendemos que el 5% del universo está hecho de materia ordinaria que podemos ver o tocar. El 95% de materia restante es un misterio.
Para terminar, la comunidad científica avanza con miles de start ups para llevar a la práctica la edición de genes con CRISPR, que utiliza guías y una proteína (Cas9) para dirigirse a zonas elegidas del ADN y poder cortar y realizar mutaciones genéticas. Innumerables enfermedades podrán prevenirse y curarse en el futuro. Además, estas investigaciones sirven también en la agricultura para alimentar a una creciente población.
Columnas de ALVARO RÍOS ROCA