La solidez de la propuesta del colectivo “Juristas Independientes”
La solidez de una propuesta se ve cuando concurren algunos requisitos de fondo, no sólo de forma, como su coherencia y la plausibilidad de su realización práctica. Cuando se revisa el contenido de la propuesta de reforma judicial vía referendo, del colectivo “Juristas independientes”, presentada al Tribunal Supremo Electoral (TSE) hace ya varios días, que ha merecido una respuesta elusiva de éste, hay que convenir que se trata de una propuesta muy bien elaborada, coherente y plausible, que se debe no sólo a la calidad de los profesionales que la han elaborado, sino al hecho de que ha sido puesta en consideración de muchísimas personas y colectivos a través de los Comités Departamentales conformados al efecto, los cuales la han enriquecido de manera incuestionable.
Al MAS no le interesa ni conviene una reforma judicial seria; al contrario, se esfuerza en mantener las cosas tal como están, pese a las reiteradas quejas que sobre la “justicia” hace públicas el Ministro de Justicia, porque –se sabe bien- esa “justicia” es el instrumento con el que cuenta para acallar voces disidentes y consolidar su proyecto totalitario, como ha ocurrido en otros países. De ahí por qué, desde noviembre de 2020, se ha dedicado a ofrecer reforma de la “justicia” sin dar ni un solo paso en serio para llevarla adelante.
Ahora bien, durante los últimos días, se ha producido un par de acontecimientos que conviene mirar con detenimiento para entender lo que pasa al respecto.
Se trata, por una parte, de la llegada a Bolivia de un impostor brasileño que fungió como Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), luego de que el Foro de Sao Paulo “descubriera” la importancia de la institución y la inconveniencia de no retirarse de la misma, dada la trayectoria que tuvo en la defensa de los Derechos Humanos durante las dictaduras militares del siglo pasado.
Este sujeto, recibido con bombos y platillos por el gobierno del MAS, como el paladín de los derechos humanos, ha afirmado que es un defensor público del sistema de justicia boliviano, por las ventajas que tiene. Ventajas en perseguir y condenar a opositores y hacer la vista gorda con delincuentes azules de todo tipo. Ventajas en otorgar libertad a feminicidas a cambio de dinero. Ventajas en condenar a inocentes como el médico Jhery Fernández: Ventajas en ser un instrumento de asesinato de inocentes como José María Bakovic o Marco Antonio Aramayo o en el encarcelamiento de otra inocente como Elvira Parra. Eso es lo que admira y defiende el impostor brasileño.
El otro hecho es la publicación, en el diario paragubernamental al que ya nos hemos referido anteriormente, de una columna de opinión titulada “Bajo pretexto de la reforma judicial”, que califica a la propuesta como una copia de lo propuesto en 2021 por Juan del Granado (no sabe el columnista que este abogado es parte del colectivo proponente), y afirma que se trata de una iniciativa “de la derecha, de la oligarquía boliviana” apoyada por “capas medias, pequeñas burguesías” y remata advirtiendo el riesgo de abrir la Constitución, lo que demuestra que no entiende nada de este tema.
Las palabras del impostor brasileño, la columna y la campaña del diario paragubernamental, y la respuesta elusiva del TSE, sólo confirman que la propuesta del colectivo “Juristas independientes” es seria y apunta a una verdadera transformación de la justicia. Por eso la desprestigian con mentiras, a la vez que califican como de lo mejor al desastroso sistema de justicia boliviano.
No se animan a discutir sobre el fondo de la propuesta. Intentan sembrar miedo sobre su realización práctica.
Columnas de Carlos Derpic Salazar