Gorbi se fue
La muerte de Mijaíl Gorbachov a la edad de 91 años, nos lleva a recordar su inmensa contribución al mundo.
Su paso por la cúspide del poder soviético permitió que el planeta se ahorrara más años de una estéril confrontación entre oriente y occidente.
Gorbi llegó al Kremlin para intentar convertir a su inmenso país en una democracia. En los hechos, él fue el primer líder que se propuso en serio desmontar el modelo estalinista. Su sueño consistía en liberalizar aquel aparato diseñado para que una clase burocrática oprimiera al resto de la población, excluyéndola vorazmente de las decisiones públicas.
Con su Glasnost, Gorbi logró que la crítica pública al poder fuera posible. Con su Perestroika, intentó además introducir eficiencia y estímulos a la economía. En los hechos, el proyecto de Gorbachov consistía en reconocer los valores acunados por la socialdemocracia y ponerlos en práctica en una sociedad comunista. Gorbi anhelaba inyectar tanto capitalismo como fuese necesario para reanimar la producción, sin por ello perder las conquistas sociales previas.
Su máximo error de cálculo fue creer que las innovaciones llegarían de la mano del partido y de la burocracia habituada a mandar durante 70 años. A Gorbi le faltó un actor político que pudiera llevar a adelante las reformas.
Si bien el plan no funcionó para la Unión Soviética, Gorbachov es el autor de la liberación real de los pueblos de Europa del Este y de las repúblicas del Báltico. Gracias a que aflojó las riendas e hizo inviable otra agresión militar desde Moscú, permitió que millones de personas recuperaran su capacidad de decidir, es decir, su soberanía. Un imperio que implosiona por voluntad propia, es algo que nunca habíamos visto antes.
En tal sentido, debemos agradecer a Gorbachov el haber puesto fin a la Guerra Fría, a la escalada nuclear y al despilfarro de millones en acciones militares de disuasión. Gorbachov también es responsable de haber echado abajo un modelo económico plagado de mentiras. La aplicación de sus reformas evidenció sin dudas que aquel comunismo que se jactaba de su superioridad, no era más que una fachada propagandística.
Gorbachov lamentó siempre la disolución de la Unión Soviética. De forma pacífica, hizo todos los esfuerzos para mantener unidas a tantas repúblicas. Su esfuerzo persuasivo fue vano, porque el puño de hierro con el que zaristas y bolcheviques sujetaron a tantos pueblos, solo podía acelerar su estampida. Hay cosas que la democracia no consigue hacer olvidar.
De modo que, aunque el paso de Gorbachov por la historia rusa no fue exitoso, es evidente que incluso eso permitió que las colonias de Moscú se autodeterminaran. Por ello, el luto ahora viene más de la periferia soviética, que del centro. Gracias Gorbi. Entregas un mundo mejor que el que recibiste.
Columnas de LA H PARLANTE