Te mata aunque no lo veas
Cuando tratamos de prevenir muertes prematuras hablamos muchas veces sobre la nutrición, el sistema de salud, saneamiento, tráfico, etc. Raras veces hablamos sobre la contaminación ambiental.
La contaminación en el aire está muchas veces relacionada con el cambio climático y los efectos para el futuro de nuestro ecosistema. Sin embargo, la contaminación del aire tiene un impacto enorme en la salud. El Instituto de Datos Métricos y Evaluación de la Salud —IHME, por sus siglas en inglés— estima continuamente el impacto de varios riesgos en los países del mundo y ha estimado el número de muertos por la contaminación del aire: ellos calculan que, en 2019, 6.254 personas han muerto por la contaminación del aire. En comparación, el agua contaminada, saneamiento y lavado de manos “sólo” causaron 1.092 muertos y los accidentes de tráfico “sólo” provocaron 1.420 muertos.
La causa de esta contaminación está relacionada con la contaminación por el tráfico, las fábricas, cocinar con leña y por los chaqueos. Todas éstas son causas que podemos controlar y cambiar. Ya no hay excusa para utilizar un vehículo antiguo que contamina mucho más o cocinar a leña cuando hay gas o electricidad. Además, la quema de terrenos para prepararlos para la construcción o la agricultura está o debería estar prohibida.
Vale la pena invertir en tecnologías y regulaciones que reducen esta contaminación. Cada muerto significa una gran pérdida para un país. Esto se cuenta en el sentido de gastos médicos para la familia, la producción perdida y los años de vida perdidos. Es difícil de determinar un costo por cada muerto, pero si ponemos 1.000 dólares por tratamientos médicos y 1.000 dólares por la producción perdida, que seguro es una subestimación, se llega a un costo para la sociedad de más de 12 millones de dólares anuales. Yo creo que estos 12 millones de dólares (o más) podemos usarlos para cambiar cocinas, subsidios para sacar los vehículos antiguos del parque automotriz, nuevas leyes y control adicional. Así, reducimos muertos innecesarios y mejoramos también la calidad de vida en general. Y, como bono extra, bajamos otros impactos al medio ambiente, como la extinción de las especies y el cambio climático, entre otros.
Algunas veces pensamos que producir y vivir sin dañar al medioambiente es un costo, pero muchas veces no lo es. Reducir el impacto al medioambiente mejora también nuestras vidas, en todos los sentidos.
Columnas de ARNOLD HAGENS