Se viene otra pandemia
No me gusta ser alarmista, pero creo que se aproxima otra epidemia...
No me refiero al archiconocido virus, hoy casi olvidado. Eso sería hasta tolerable... Pienso más bien en una de esas patologías ideológicas que, de tanto en tanto, asolan a ciertas sociedades. En el caso de Bolivia, creo que estamos por sufrir un acceso agudo de autoritarismo violento.
Nuestra sociedad nunca fue muy amiga de la libertad, hay que reconocerlo. Aparte de una cultura autoritaria y premoderna, muchos de nuestros principales pensadores fueron colectivistas rabiosos o miembros de la secta marxista (donde los seres humanos son meras fichas que se pueden sacrificar en nombre de la utopía). No obstante, al menos parecía que habíamos aceptado ciertas formas y ritos democráticos.
Esto es cada vez menos cierto. Sobran los síntomas. Está la negación del 21F y el posterior fraude de 2019, por supuesto. Luego, los últimos conflictos nos muestran que algunos sectores de este país no creen para nada en los valores republicanos... o tan sólo en algo tan elemental como el respeto a la vida. ¿Qué pensar cuando varios loquitos proponen "matar de hambre" a los habitantes de Santa Cruz? Uno los disculpa por sus sombreros pintorescos y su aire ridículo, pero si no han matado todavía, es por una cuestión de recursos limitados, tanto físicos como intelectuales... no porque les falten ganas.
Ahora bien, ¿qué pasará cuando la situación económica comience a degradarse, como es inevitable que suceda? Lo más probable, conociendo la naturaleza humana, es que los socios del gobierno, esa mescolanza de grupos de interés y mafias diversas, terminen pidiendo "mano dura" y control vertical... No faltarán intelectuales y académicos que apoyen decididamente cualquier medida autoritaria. Previsible en gente que estima que Cuba es el paraíso. Casi puedo dar nombres...
Felizmente existen métodos preventivos. Digamos vacunas contra la rabia ideológica.
Empiezo sugiriendo la lectura del "Discurso sobre la servidumbre voluntaria" de Etienne de La Boétie. Publicada en francés hacia 1576, la obra no ha perdido pertinencia en cuanto a las relaciones entre el tirano, su corte y la población (les apuesto que es más interesante, amigos estudiantes e intelectuales en ciernes, que el enésimo rebuzno sobre Foulcault o Marx).
¿O quizás valdría la pena organizar una charla al respecto? Ya me dirán. En cualquier caso, más vale prevenir que lamentar... y frente a lo que nos espera, es más urgente que nunca armarse intelectualmente contra los violentos, los autoritarios y los etnofascistas.
Columnas de ERNESTO BASCOPÉ