Palabras que dicen mucho
El inefable y violento Ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, además de su performance al grito de “Lucho, no estás solo, c…” y de encabezar grupos de choque del Gobierno para desactivar paros y bloqueos en Santa Cruz, se mandó una de antología hace muy pocos días, cuando dijo: “Tanto criticaban de Venezuela y Cuba, en este momento mi departamento, Santa Cruz, está peor que eso. Es más, en cada rotonda, en cada bloqueo cobran cinco, 10, 20 bolivianos”.
Más allá de sus evidentes limitaciones lingüísticas, la expresión sirvió para poner en evidencia que la situación en esos dos países es mala; y sirvió también para que el cojo le eche la culpa al empedrado, cuando el autor, consciente de que se le fue la lengua, dijo que no dijo lo que en realidad dijo y pidió disculpas (en realidad debió ofrecerlas) “a los hermanos de Cuba y Venezuela, si así lo amerita”.
El ministerio que circunstancialmente ocupa el violento emitió un comunicado en el que expresa que su titular “se refirió a la crisis política y social que atraviesa el departamento de Santa Cruz y no así a la situación de los hermanos países de Cuba y Venezuela”; para añadir: “Nos apena que estas declaraciones sean siendo utilizadas por personas malintencionadas solo con afanes políticos” (sic).
El ex presidente Morales, a través de sus escribidores (o estos a nombre suyo) dijo inmediatamente que el Ministro estaba repitiendo el discurso de los golpistas para atacar a los pueblos dignos y libres de Cuba y Venezuela, lo que era demostración de que el Gobierno se había derechizado.
No es la primera vez que Morales se manifiesta así. Hace muy poco, cuando el presidente de Chile, Gabriel Boric, criticó las elecciones municipales llevadas a cabo en Nicaragua, en las cuales el partido del dictador Ortega obtuvo las 153 alcaldías que estaban en juego, espetó: “Allende fue derrocado por un golpe sangriento ejecutado por la CIA de EEUU”, para agregar que lamentaba que el hermano presidente Boric coincida con Tuto Quiroga (al que calificó como “eterno perdedor, heredero del dictador y agente golpista de EEUU”) para sumarse a los ataques de la CIA con Nicaragua.
Lo interesante del caso es que el pasado 24 de noviembre, dirigiéndose a los miembros del Senado de México, Boric dijo que los países latinoamericanos no pueden mirar para el lado ante problemáticas como la migración irregular o los presos políticos en Nicaragua, reiterando de este modo sus críticas ante lo que es una evidente dictadura, que no para mientes en encarcelar a quien sea, con tal de mantener en el poder a la pareja Ortega – Murillo y a su prole.
Por otro lado, Morales se ha expresado en los últimos días en contra del acuerdo alcanzado entre legisladores de oposición y del ala renovadora del MAS para sancionar una ley relativa al censo de población y vivienda que debe realizarse en Bolivia. Vociferó: “Hemos vuelto a la democracia pactada de la época neoliberal, a la pactocracia, o gobierno de pactos, a espaldas del pueblo. La ley del censo es el pacto de impunidad entre traidores renovadores y masacradores de nuestros hermanos. Los revolucionarios no negociamos con la derecha”.
Como en muchas ocasiones, las palabras dicen mucho, sobre todo cuando están acompañadas de prácticas.
Así, podemos observar que el Ministro violento no admite disidencia alguna y, en su afán de denostar al paro cívico cruceño, admite que Cuba y Venezuela no son el paraíso que dicen ser.
Morales, por su parte, expresa mediante la palabra lo que está en el fondo de su ser: la intolerancia, el terror a la disidencia, su vocación totalitaria y dictatorial y su creencia de que es redentor de los pobres del mundo.
Boric, por último, demuestra que respeta los derechos humanos y que es capaz de denunciar a quien los viola, así sea que se trata de un gobierno del llamado “socialismo” del siglo XXI.
Columnas de CARLOS DERPIC S.