La inflación, un problema que se avecina en Bolivia (I)
Actualmente, hay ciertos eventos que tienen a la economía mundial al borde de la recesión. Durante marzo de 2020, los bancos centrales de los principales países del mundo tomaron dos medidas drásticas para evitar la depresión económica: éstas fueron imprimir dinero y bajar las tasas de interés a casi cero.
Sólo durante 2020 Estados Unidos imprimió tres veces más dinero que durante toda su historia. Esta cantidad masiva de dinero que apareció de la noche a la mañana se inyectó a economía a través de estímulos hacia la población, en la compra de activos y la inyección de liquidez a empresas durante la emergencia sanitaria. Adicionalmente a esto, las tasas de interés nunca habían estado tan bajas desde la crisis inmobiliaria de 2008. Esto quiere decir que pedir prestado dinero nunca había sido tan barato desde entonces. Sin embargo, estas medidas a mediano y largo plazo tienen un enemigo directo y silencioso llamado “inflación”.
Este fenómeno sucede principalmente cuando existe un exceso de dinero circulando en manos de la población, que al sentirse con más recursos incrementa sus gastos, generando mayor demanda de bienes y servicios en la economía cuando la capacidad productiva del país no está en posibilidades de cubrirla, lo cual provoca escasez y aumento en los precios, situación que poco a poco está afectando a los bolivianos. La tasa de variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Bolivia a septiembre de 2022 ha sido del 1,9%, es decir, superior en tres décimas a la del mes anterior. La variación mensual del IPC ha sido del 0,1%, de forma que la inflación acumulada en 2022 es del 1,8%.
Si a esto se le suma la crisis de suministros que se sigue viviendo, a raíz de las secuelas de la pandemia y de la guerra en Ucrania, se obtiene como resultado a mucha gente queriendo comprar y con pocos productos para vender, es decir, un proceso inflacionario mundial acelerado. Sólo en Estados Unidos la inflación anualizada registró el dato de 9,1% (a junio de 2022). Un registro que no se veía desde los años 70.
En el contexto boliviano, en caso de darse una subida en la inflación, en síntesis, ésta tiende a empeorar la desigualdad o la pobreza porque afecta más a los ingresos y los ahorros de los hogares de escasos recursos o de medianos ingresos que a los de los hogares con mayores ingresos. Ante esto, analizaremos las acciones del Gobierno y sus consecuencias, serán tema para una segunda parte, porque no todo lo que brilla es oro, como nos quieren hacer creer. Esa Bolivia de “la tasa de inflación más baja del mundo” tendrá consecuencias, porque como dijo Georg Christoph Lichtenberg “la inflación es como el pecado; cada gobierno la denuncia, pero cada gobierno la practica”.
Columnas de SEBASTIÁN CRESPO POSTIGO