¿Realmente somos la envidia del mundo?
El inerte señor Arce no dijo que tuviéramos la segunda mejor economía del mundo, sino que ocupábamos el segundo lugar del mundo “en estabilidad económica”, cosa que también es falsa y una completa estupidez.
En cualquier caso, lo que sí me llamó la atención es eso de que “somos la envidia de muchos países” en cuanto a inflación. Parece un argumento de propaganda muy pobre y tosco... y, sin embargo, puede funcionar entre los electores masistas y buena parte de la ciudadanía. Y eso es muy triste...
Antes que nada, dudo mucho de que el argentino promedio dedique tiempo a envidiarnos, por nuestra inflación o por cualquier otra cosa, no creo que Bolivia ocupe los pensamientos cotidianos de chilenos, venezolanos, brasileños, etc. Aun así, la frase sobre la envidia tendrá mucho éxito entre sus electores, entre potenciales, resignados y convencidos.
He notado que para muchos compatriotas la envidia es un sentimiento fundamental y cotidiano, un eje en torno al cual construyen sus relaciones con el mundo y con los otros. ¿Nunca han conocido a nadie que viva pensando en lo que otros poseen y que estime que todo eso es “injusto”? Seguro que sí.
Este sentimiento, inspira buena parte del ideario igualitarista y de izquierda tan a la moda en este pobre país...
Para muchos, es una maravilla creer que otros países “nos envidian”. Esta idea ha generado sin duda un importante movimiento de simpatía entre los envidiosos porque, está claro, no les importa mucho estar mejor o superar alguno de los innumerables problemas de este país, sino generar en otros o, mejor dicho, creer que generan en otros, esa envidia que tanto los atormenta.
Creo que el señor Arce, al igual que su predecesor, el eterno “discriminado”, conoce bien los hilos que mueven el alma de los bolivianos. Es su regalo de Navidad a los eternos envidiosos.
Columnas de ERNESTO BASCOPÉ