La crisis del Estado Plurinacional
El Estado Plurinacional de Bolivia es el modelo de Estado implantado por el Socialismo del Siglo XXI en nuestro país, cuyo inicio se dio con la llegada al poder de Evo Morales en 2006 y se consolidó en 2009 con la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado. En efecto, el Estado Plurinacional de Bolivia, al igual que el Estado bolivariano de Venezuela o el régimen de Cuba y Nicaragua, se caracteriza por tres rasgos inconfundibles: a) Son regímenes de partido único, con partidos de oposición descabezados que sólo sirven como justificación para autodenominarse democracias; b) son regímenes con el poder concentrado totalitariamente en el caudillo que maneja a su antojo los órganos de poder, especialmente el judicial que reprime a los disidentes y c) son regímenes con caudillo vitalicio, así fue Fidel Castro, Chávez, Ortega, Maduro y también pretendió serlo Evo Morales.
Este modelo de Estado funcionó exitosamente en Bolivia (al igual que los primeros años del chavismo en Venezuela), por una parte, gracias al auge económico del gas, minerales, coca y sus derivados y, por otra parte, por el descabezamiento de la oposición democrática encarcelada, exiliada, perseguida y reprimida judicialmente. Asimismo, el modelo plurinacional pudo reproducir el poder para su caudillo, gracias al control totalitario del Órgano Electoral que armó una maquinaria fraudulenta que le aseguró sendas victorias electorales.
En ese contexto, en 2014 Evo Morales logró su inconstitucional segunda reelección presidencial mediante una victoria contundente con el 61,36 %, lo cual le hizo pensar que podría cambiar la Constitución Política del Estado mediante un referéndum, para reelegirse indefinidamente y convertirse en presidente vitalicio como era su ambición y es característica de las autocracias del Socialismo del Siglo XXI. Sin embargo, sucedió que en el referéndum del 21F de 2016, superando la maquinaria electoral fraudulenta, Bolivia dijo NO, propinando una derrota estratégica al masismo. Esta derrota marcó el punto de inflexión y el inicio de la crisis del Estado Plurinacional.
A ello, se sumó una segunda derrota estratégica, el levantamiento popular que el 2019 frustró el intento de Evo Morales de re-re-re-elegirse fraudulentamente, cuya renuncia, fuga y posterior acuerdo entre el MAS y el movimiento insurgente dieron paso al gobierno constitucional de Jeanine Áñez, que en realidad fue un cogobierno entre Áñez desde el Ejecutivo y la mayoría parlamentaria masista de Eva Copa desde el Legislativo y Judicial.
Con la victoria electoral de Luis Arce y el retorno del masismo al poder, no se ha superado la crisis del Estado Plurinacional, sino que se ha agudizado, tanto porque su proyecto político está agotado, no tienen nada que ofrecerle al país, como por la división que enfrenta a su caudillo histórico atrincherado en la jefatura de su partido, frente al recientemente empoderado presidente Luis Arce, que de títere pasó a ser su competidor más serio. Ambos contendientes están conscientes que el modelo sólo acepta un caudillo que acapara totalitariamente el poder.
Hasta el momento, Arce ha ganado las primeras batallas arrinconando a Evo Morales en el Chapare y obligándolo a viajar a la Argentina a festejar el 22 de enero; logró una bancada parlamentaria al parecer mayoritaria y con la acción del secuestro del gobernador Camacho ha arrebatado a su rival su discurso radical. Por tanto, la forma en que se dilucide el pleito entre Arce y Morales nos dará pistas para intuir cuanto durará la crisis del Estado Plurinacional que a estas alturas es irreversible, como son irreversibles las crisis de las autocracias del Socialismo del Siglo XXI, que sólo se mantienen en el poder mediante la represión.
Columnas de FREDDY CAMACHO CALIZAYA