“Golpe de Estado” (III y final)
El MAS está decidido a imponer su versión del “golpe de Estado”; es decir, no va a usar la razón ni mucho menos el convencimiento. Lo está haciendo por las malas.
Lo primero que hizo fue difundir la versión entre su militancia. Ni siquiera le facilitó argumentos para el debate, pues se limitó a decir que hubo “golpe de Estado” en noviembre de 2019 por el uso de la violencia, el oficialismo se embanderó con las muertes de Sacaba y Senkata y la cereza en la torta fue la imposición de la banda presidencial a Jeanine Áñez por parte de un militar. Listo. Con esos elementos, los masistas salieron a cuanto micrófono tuvieron adelante y empezaron a repetir la versión como letanía.
Referirse al “golpe de Estado” como un hecho probado se hizo rutinario. El día en que le pregunté a una dirigente de las “Bartolinas” cómo llamaba “golpe de Estado” a un contexto en el que seguía funcionando el congreso, ella no supo qué decirme. No pudo rebatir el cuestionamiento y me preguntó mi nombre y el del medio al que pertenecía. ¿Para qué? Creo que el asunto es bastante obvio: el partido gobernante comenzó a etiquetar como “enemigos del proceso” a los periodistas que cuestionábamos el uso maniqueo de la definición generalista de “golpe de Estado”.
Y eso lo confirmé después, cuando intenté entrevistar al ministro de Educación, el potosino Edgar Pary, sobre los contenidos en los textos escolares. La gente de comunicación de ese portafolio de Estado excusó al Ministro (léase “me lo negaron”) y me derivaron con un técnico, Carlos Echazú, que me dijo eso con todas sus letras: “periodistas que quieran negar eso (el “golpe de Estado”) delatan su parcialidad”. Es más… quienes cuestionan la versión masista de los sucesos de 2019 son considerados opositores y tratados como tales.
¡Terrible! Se acusa de “parcialidad” a los periodistas cuestionadores, pero los oficialistas aplican a rajatabla su versión parcializada de aquellos hechos, la suya. Echazú no rechazó nada. Admitió que lo que aparece sobre el “golpe de Estado” en el texto de Sexto de Secundaria es la versión del MAS, parcializada, pero la imponen, introduciéndola en el currículo educativo, porque, para ellos, ésa es la verdad.
Todas las definiciones jurídicas coinciden en que un golpe de Estado es tal cuando se disuelve el congreso, pero Echazú no quiso admitirlo en la entrevista. Dijo que, aunque estamos hablando de variaciones en el Estado de Derecho, la interpretación de esos hechos tiene que ser política y así la están aplicando a los estudiantes. Después me enteré que él es licenciado en Ciencia Política. Eso significa que, efectivamente, están politizando a los estudiantes y eso también tiene más de un nombre en el idioma español. Uno de ellos es “adoctrinar”.
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA