El valor económico de una persona
Cuando una persona muere es algo trágico y siempre afecta a familiares y amigos. Esto también lleva a la reflexión el hecho de que todos esperamos vivir muchos años para poder aprovechar a lo máximo de nuestras vidas.
Pero lamentablemente esto no siempre es así. Las personas pueden morir en cualquier momento, y por varias razones como accidentes de tránsito, atracos, pandemias, y otros eventos que están entre las causas principales de que nos llegue la muerte antes de nuestro tiempo.
Cuando una persona mayor muere el impacto es menor. Esto se debe a que normalmente no hay hijos menores dependientes y el fallecido tampoco tenía grandes responsabilidades, debido a su edad. Aunque igualmente es doloroso para los familiares, el costo de estas muertes para una economía no es tan alto.
Esto es muy diferente cuando hablamos de una persona que trabaja o cuida a sus hijos pequeños. No es raro que escuchemos historias acerca de que un papá o una mamá murió y deja a hijos pequeños.
El costo de esta muerte prematura es significativo para su familia y también para la sociedad. A la escala familiar, los niños sufren y pierden tanto a nivel de cuidados como a nivel económico, además que sufren un impacto psicológico que afecta su calidad de vida.
En el plano de la sociedad, la muerte de personas jóvenes provoca que se pierda ingreso y productividad, lo que afecta a la economía. Para calcular ese efecto negativo, muchas veces utilizamos el Human Capital Approach (enfoque de capital humano), que se basa en los futuros ingresos de una persona. Otro recurso aplicado con ese propósito es el enfoque del friction period (periodo de fricción), que apunta a estimar cuánto tiempo necesita una empresa para reemplazar a una persona fallecida, asumiendo que hay suficiente desempleo en el mercado laboral.
¿Pero cómo interpretamos el valor de un niño de cinco años, por ejemplo? Este niño no trabaja, no es productivo y nadie depende de él. Económicamente parecería no tener mucho valor. Sin embargo, es muy probable que el niño desaparecido tenía un futuro que iba a ser productivo.
Muchas personas empiezan a trabajar, en promedio, desde los 18 años y aunque no ganan tanto, van a trabajar probablemente hasta sus 65 años. Por otro lado, hay todavía un costo hasta que inicien su vida laboral, sus gastos en educación, salud, etc. La clave es descontar todos estos futuros ingresos y costos, para estimar el efecto económico de una muerte.
Pero existe también el concepto del Valor de una Vida (Value of a Statistical Life,VSL ) —similar al concepto de la disposición a pagar— que muestra el precio promedio que las personas están dispuestas a pagar para (ganar) años de vida. Quizás puede parecer algo duro de decir, pero creo que todos estamos de acuerdo en que existe mayor disposición a pagar más para salvar la vida de un niño que de una persona de 90 años.
Sin embargo, las personas que están en edad productiva valen más. Las encuestas muestran lo mismo. Mucho depende del PIB per cápita y del desarrollo del país. Por esto, en EEUU el valor de un niño es alrededor de 1 millón de dólares, y en otros países es menor.
Es difícil estimar el valor y el costo de una muerte prematura. Pero no debemos subestimar el valor de un niño. Literalmente son el futuro. El futuro ingreso de un país. Son ellos los que van a trabajar y cuidar el país. Los tenemos que educar bien y mantener saludables. El valor de ellos es muy grande.
El autor es experto en modelización dinámica
Columnas de ARNOLD HAGENS