En torno a la reforma judicial
Nuestra historia está atiborrada de reformas y cumbres para reformar la justicia, todas han fracasado porque la esencia de la justicia, del derecho, es inseparable de la naturaleza nociva del Estado, pero jamás existió una justicia nauseabunda y en casos delictiva como la de hoy.
Posiblemente la reforma más profunda que se intentó realizar fue la de 1998. En esa oportunidad se aprobó un reglamento para la calificación meritocrática de los postulantes a magistrados del primer Tribunal Constitucional (TC), Consejo de la Judicatura, Corte Suprema de Justicia, evaluación que se efectuó en una pizarra, nombre por nombre de los postulantes, en sesión pública, con la presencia de la Iglesia Católica, de la prensa, Colegio de Abogados, Colegio de Profesionales, representantes de la Universidad Boliviana.
Se estableció que los 10 primeros candidatos que obtuvieran el mayor puntaje serían designados magistrados del TC. Sin embargo, remitida al parlamento la lista de los postulantes para su elección, dicha calificación meritocrática fue abstraída.
Se eligieron magistrados del TC de acuerdo a la cuota correspondiente a cada partido (“cuoteo”). Por ejemplo, se eligió a un abogado que fue procesado por plagiar una obra de derecho constitucional de un ilustre exrector; otro que se ubicó en el lugar 28 de la lista, exdiputado del Movimiento Bolivia Libre (MBL), fue designado por encima de los 10 mejores calificados, hoy compone el grupo de juristas independientes junto a otros designados inconstitucionalmente en otros cargos jurisdiccionales. (Véase el Decreto Supremo Nº 27650, 30 de julio de 2004 expedido por Carlos Mesa).
Sería otra infamia que algunos activistas de la reforma o sus adherentes postulen a la magistratura a similitud abominable de los vigentes magistrados masistas, esto debería representar un demérito descalificador.
En la actualidad existen (por de pronto) tres proyectos reformistas, fuera del gubernamental. El primero presentado por un grupo de abogados y políticos llamados independientes, el otro por Comunidad Ciudadana (CC), y el tercero propuesto por la Universidad Gabriel René Moreno.
Dichas organizaciones sostienen no contradecirse entre ellas, sino más bien que se refuerzan para el caso de no ser posible conseguir una reforma constitucional, lo cual no es evidente notándose claras diferencias, así no todas piensan eliminar la desastrosa elección “popular de magistrados”.
Pero existe un distingo sutil y profundo, los independientes proponen que sean los “notables” los seleccionadores, CC plantea que sea un “tribunal de méritos de comisionados” en el ámbito departamental el que seleccione a los candidatos, mientras que la universidad pretende ser la que efectúe la “evaluación de méritos y conocimientos”, propuesta que conllevaría que políticamente los “independientes” y CC estén al margen como preseleccionadores perdiendo el control no sólo del acto preseleccionador, sino de la elección propiamente dicha. El riesgo se evidencia especialmente para Comunidad Ciudadana que perdería espacio político en el Parlamento, al ser rebasada por la universidad.
¿Y cómo se encuentra el nivel académico de las carreras de derecho? El pueblo sabe que están en profunda crisis, sin valores y partidizadas.
Al final de cuentas hay un común denominador entre estos tres proponentes, por artero designio constitucional se designarán en última instancia a los candidatos a magistrados en el Parlamento, existiendo la esperanza de que, al no conseguir el MAS los 2/3 requeridos, se tendrá que negociar entre oficialismo y oposición, es decir irremediablemente la justicia continuará siendo políticamente manejada y dependiendo del “cuoteo partidario”.
Mientras tanto, el Gobierno tiene bajo el brazo su desfachatado reglamento para la preselección de magistrados manejando la triquiñuela de que un magistrado del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) no está impedido para postularse como magistrado del Tribunal Constitucional o del Consejo de la Judicatura, pensando seguramente en que la reelección es un “derecho humano”. De esta manera persiste en seguir manejando a la delictiva justicia actual.
Los interesados en la independencia judicial pueden revisar mi libro Páginas Constitucionales, escrito en 1996, en la página web https://fundacion-rama.com/wp-content/uploads/2022/05/2888.-Paginas-cons....
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA