Tarija, la muy leal, la muy fiel, la muy olvidada
Este 15 de abril se recuerdan 206 años de la grandiosa Batalla de la Tablada, donde el Moto Méndez, junto a sus montoneros, combatieron ferozmente contra el Ejército realista español, luchando por nuestra libertad e independencia; es ahí de que comenzó nuestra historia llena de anhelos y sueños de su gente, en una tierra cálida y andaluz, que hasta nuestros tiempos actuales siente que se le debe mucho, a pesar de haber sido “la muy leal, la muy fiel”.
Mas allá de una remembranza histórica, nos atañe ver cómo está nuestra economía, hacer una breve evaluación desde el año 2014 cuando hubo el punto de quiebre, dada nuestra gran dependencia de la renta petrolera, desde ese entonces, ya no tuvimos precios extraordinarios a nuestro favor, y para variar, nuestra producción hidrocarburífera viene en picada, debido a esta ley de hidrocarburos, una ley de “cosecha, no de siembra”.
De acuerdo con datos gubernamentales, en 2014 tuvimos una tasa de crecimiento económico de 4,98%, en 2020, año del inicio de la pandemia, tuvimos la contracción del PIB departamental más importante de nuestra historia moderna, con un -10,59%; según los últimos datos proporcionados por el INE, en 2021, crecimos en un 2,53%, al parecer, más una reacción en cifras, debido a la comparativa dispareja con el año 2020, sin embargo, nuestra economía aún no se ha recuperado plenamente.
En 2021, a precios corrientes, tuvimos un PIB departamental de $us. 2.657,01 millones, aportando apenas un 7% al PIB nacional, por lo que seriamos la quinta economía del país. Dado este indicador, nuestro PIB, desde 2014 hasta 2021 cayó en un 41%, de la misma manera nuestro PIB per cápita disminuyó en un 48%.
En base a la información proporcionada por la Memoria de la economía boliviana 2021, del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Tarija tuvo una “inversión pública departamental” de $us. 651 millones en 2014, en 2021 apenas fue de $us. 156 millones, con una reducción del 76% entre ambos periodos. Esto compromete seriamente la diversificación y desarrollo de nuestra economía, ya que dependemos mucho de las transferencias de recursos por parte del gobierno central.
Al respecto, de 2014 a 2021 este tipo de transferencias gubernamentales hacia nuestro departamento cayeron en un 68%, es decir la gobernación de Tarija, municipios, universidad pública y el gobierno autónomo del Chaco, recibieron menos dinero a consecuencia de una menor coparticipación tributaria (menos un 7%) y renta petrolera; por ejemplo, para el Gobierno Autónomo Departamental de Tarija (GADT) durante este periodo, 2014-2021, las regalías e IDH transferidos por el nivel central descendieron en un 77%.
Según el informe inicial de gestión 2023 del GADT de sus Bs. 711,6 millones de presupuesto de ingresos, el 75% provendrán de las regalías hidrocarburíferas, un 14% del IDH, 4,5% del IEHD y apenas un 3% serán recursos propios; es decir que casi el 94% de los ingresos de esta entidad provendrán de la renta petrolera, esto refleja una gran dependencia no solo de la gobernación sino del departamento en su conjunto de los recursos del gas natural. Respecto de su presupuesto de egresos, los “programas y proyectos de inversión” tienen el mismo nivel de gasto que los de “funcionamiento institucional”, un 12%, esta figura debería revertirse.
Nuestra “deuda pública departamental”, al 31 de diciembre de 2022, era de Bs. 1.453 millones, misma que se redujo en un 26% respecto de 2021; se tiene programado para este 2023, Bs. 116,5 millones en pago de servicio de deuda, lo cual representa un 16,4% de este presupuesto del gobierno departamental, donde el principal acreedor es el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) con un 51% del total.
Respecto del “déficit fiscal” del G.A.D.T. que de cierta manera representa al del departamento de Tarija, desde el 2011 hasta el 2020 fue constante, donde en el 2014 fue su máximo con Bs. 1.962 millones, luego se observan superávits fiscales, el 2021 de Bs. 42 millones y el 2022 de Bs. 115 millones; se analizó que del 2014 al 2022, los gastos de redujeron en un 505% y los ingresos en un 181%, principalmente por la caída importante de la renta petrolera y las transferencias gubernamentales, obligando a las entidades publicas locales a gastar menos , a pesar de ellos lo ingresos fueron en la mayor parte de las gestiones menores que sus gastos ejecutados, lo cual debe corregirse en busca de una eficiencia administrativa del gasto público.
Nuestra “producción hidrocarburífera de gas natural”, de 2021 a 2022, tuvo una contracción del 52% respecto de 2014, ese año llegó a 41,6 millones de metros cúbicos día (MMmcd). A febrero de 2023 el volumen producido fue de 18,7 MMmcd a febrero de 2023: una reducción del 55%. El incremento de los precios internacionales del petróleo, y por ende del gas natural, como consecuencia de la guerra en Ucrania, no significó mayores ingresos por este rubro ya que como se observa la declinación de la producción en este sector es importante.
En lo que se refiere nuestras exportaciones de gas natural, desde 2014 hasta 2022 bajaron en un 187%; en promedio este hidrocarburo representó el 97% del total de nuestras exportaciones departamentales, lo que evidencia le escasa diversificación de nuestra economía.
Sin embargo, no todo está perdido, hay cosas que podemos hacer, tanto a corto como a largo plazo, sin duda es importante aplicar un cambio estructural en lo económico, productivo, político, social, hasta en lo cultural, un cambio de chip en todo el sentido de la palabra.
Será difícil que mejoren nuestros ingresos como región, lo único que nos queda es manejar salomónicamente todos los recursos que lleguen al departamento; debemos reducir gastos y optimizar costos, invertir únicamente en programas y proyectos con alto impacto en empleo e ingresos para la población.
Consensuar un pacto fiscal es clave para salir de esta crisis, en primera instancia a nivel local, principalmente con los municipios y demás entidades y, casi de manera paralela, con el gobierno central. Esto permitirá aliviar la carga fiscal ya que hasta la fecha el departamento de Tarija se hace cargo de competencias nacionales como el pago al sector salud, costo del servicio interconectado eléctrico, sostenibilidad de políticas públicas nacionales, y otras.
Inyectar capitales a la economía departamental es también fundamental. Eso tendrá que lograrse mediante proyectos concurrentes, fideicomisos o préstamos de organismos estatales para inversión pública productiva; también será útil gestionar créditos, donaciones o fondos de organismos internacionales o de países, en el marco de acuerdos bilaterales. Sin olvidar la importancia de acuerdos con el sector privado, las alianzas son pilares para el desarrollo, pues atraen inversiones nacionales y extranjeras con condiciones administrativas y fiscales atractivas para los mismos.
También es necesario potencializar nuestra industria, comercio, turismo, sector agropecuario, y otros, todas estas recomendaciones quedarán en la nada si no hay voluntad política, hay que enfocarse en un plan integral donde se deje a un lado lo partidario y lo ideológico, procurando ser pragmáticos, todo por nuestra chura Tarija.
El autor es presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija
Columnas de LUIS FERNANDO ROMERO TORREJÓN