Mismas recetas, nuevos discursos viejos
Los cambistas de las calles cruceñas, sentenciados sin cárcel, por vender el dólar a 7,70, no dejan un “precedente sentado”; simplemente nos muestran cuánto cuesta el dólar en el país, porque, ese de la calle simplemente está equiparándose al valor que tiene la moneda extranjera en el “sistema”. Los importadores que hacen transferencias o giros al exterior “asumen aún el costo”, como bien expresó un importador grande.
En efecto, si los bancos cobran, por transferencia o giro al exterior el 10% de un impuesto que antes no llegaba al 3%, no estamos hablando acaso de 7,69? ¿No es, acaso, lo mismo?
¿Cuál es el precedente de esto? Sencillo, habida cuenta de que el dólar está más escaso y persiste la misma necesidad, su venta encontrará otras vías; probablemente será por delivery y, a 8 o 9 bolivianos; ese precio va a incluir el doble riesgo; que el comprador los denuncie, después de haber hecho su negocio y, el de enviar los dólares en moto. Esto, hasta que aparezca el cada vez más escaso dólar o hasta que el Estado le permita a la gente sacar su propia plata; dólares en este caso, depositada en bancos, bajo la seguridad de que el banco te da lo que pusiste, cosa que parece ser absolutamente imposible hoy.
Si no tienen ni para venderte, no se puede esperar que te devuelvan tu plata; lo que no hay es dólar, no mala voluntad.
Convengamos, para cerrar el tema, los bancos no son los malos de la película.
Otra receta repetida y discurso nuevo:
Están destinando a las FFAA, “otra vez” a los militares, donde fracasan todos los días: a la “lucha contra el contrabando”, solo que ahora, en vez de que lo ilícito de que este “ingrese al país”, saldría por todos lados. (Somos una especie de cisterna lleno de huecos).
De acuerdo con la información proporcionada por el Ministro de Defensa, van a ser 34 oficiales instructores y 136 soldados de la tropa, haciendo un total de 170 efectivos militares que se desplegarán en 12 municipios “para controlar, en estos puntos de manera drástica, objetiva la lucha contra el contrabando de combustibles”. Ese trabajo lo van a hacer coordinando con la con la ANH (Agencia Nacional de Hidrocarburos).
¿Para qué va ahí la estatal? Es trabajo operativo, no de escritorio: capturar y trasladar, suficiente. Entonces, ¿para qué la ANH? Bien, si quieren hacer show, necesitan orquesta.
Sigamos: serían 14 militares por puesto y uno libre (seguramente el jefe) en Cobija, Copacabana, Tambo Quemado, Desaguadero, Pisiga, Villazón, Yacuiba, Bermejo, Puerto Suárez, San Matías, Guayaramerín y Piso Firme. ¿Y en el resto de las extensas fronteras? Bien, gracias; es todo lo que se puede, hay que hacer show, pero no exagerar.
Hagamos de cuenta que lo hagan bien, que no salgan por los puestos de control, eso significa como mil millones de dólares en ahorro, dijo el Ministro de Hidrocarburos que no tiene idea de lo que habla; en fin, ya se verá el desastre que están armando en el mercado interno, en tiempos de cosechas.
Pero, tal vez no necesariamente vaya a fronteras el combustible, porque el mejor negocio no siempre es sacarlo sino internarlo monte adentro. Esto, a lo mejor hasta el propio Gobierno lo sabe: el negocio, donde se paga más que en el extranjero es llevar el precursor a las fábricas de cocaína, diseminadas en todo el país, aunque con mayor certeza, en el oriente, desde donde sale a su “mercado natural”, Brasil, aunque recordemos que nuestro país es el “supermercado” de la cocaína y pasta base de Sudamérica : Brasil, Paraguay, Argentina y Chile de manera directa y Uruguay, haciendo “puente”, para abastecer mercados de consumidores y salir a otros mercados cruzando el mar, desde los conocidos europeos y norteamericanos, vía Caribe, hasta los novísimos África y Asia.
A lo mejor esto sirve: “Las autoridades colombianas investigan la relación entre altos consumos de combustible en decenas de gasolineras y las zonas de producción de la hoja de coca”. Por cada kilo de pasta de cocaína se requieren unos 284 litros de gasolina. Además, hace falta combustible para hacer funcionar los generadores de los laboratorios. La industria de la cocaína en Colombia sigue prosperando pese al acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno en 2016 con las FARC, (https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/narcotrafico-consume-c...)
Convengamos que ese es un negocio controlado en lo político por cocaleros de ambos sectores del partido de gobierno y, los contratistas extranjeros, vaya uno a saber si eso no es lo que se quiere decir cuando se habla de extranjeros.
Las quejas de Evo Morales de días pasados y su oferta de crear “ronderos” pueden tener más que ver con “controlar la venta de la coca y, su resultado final” (cocaína) que cualquier otra cosa; el 95% de la hoja de coca chapareña va a mercados ilegales. Resta saber el rol del poder formal político; el informal, ya lo señalamos.
Recuerdo que todavía no explican que pasó en Valle Sajta; la denuncia de Yerko Terán fue muy clara, él intervino una factoría de drogas y el Gobierno destruyó otra. De eso no se habla; nadie respondió por nada, hasta el Viceministro estaba involucrado, según Terán, con órdenes de “exfiltrar”. Pero esa es noticia vieja.
Bueno, según el ministro de hidrocarburos, se detectó que en un año una sola moto traficó un camión cisterna entero, cosa difícil de creer. Digamos 35.000 litros; cuesta creer que una sola moto (digamos 15 litros) pueda hacer 2.333 viajes al año sin ser detectada por el BSisa. Si lo hizo, la ANH y los sistemas de control del Estado son una mentira o un gasto insulso de plata; en todo caso, mantener en este plan a la ANH es un error, porque vendrían a ser parte del problema y, no de la solución.
¿Prohibiciones de “vender a menores”? ¿Cómo? ¿Menores manejando vehículos automotores? No, ¿menores con botellas de 2 o 3 litros, para contrabandear? ¡Que se las crea su abuela! Dejémoslo claro, si se da, lo que vuelve a cruzar la frontera es una cantidad menor. Lo pesado y rentable es la venta al agro en 6 bolivianos y a la minería de oro hasta 9; es un secreto a voces que en este mercado negro estarían funcionarios de ANH y la estatal YPFB, “operando para la corona”.
Y lo peor: bajar la carga a los surtidores de ciudades a 5.000 litros diarios en vez de los 20.000 que repartían desde la escasez, antes eran 35.000 litros. No va a ser más que negocio de “cisterneros”, porque hay ciudades en las que van a tener que hacer varios viajes y, además, van a poner en riesgo las cosechas en el agro cruceño, donde está, también a punto de entrarse en la zafra cañera.
Esto está muy mal… no se arregla con rimbombantes declaraciones “conjuntas” y explicaciones mal dadas por ministros que ya se aplazaron haciendo lo mismo; esto se arregla dejando de mentir y tomando medidas adecuadas, transparentando los porqués se compró más gasolina de la qe se necesita y dónde se quedó la misma; que a lo mejor ni siquiera entró al país; es a la explicación que entendemos se puede llegar.
Ni más ni menos, mismas recetas y nuevos discursos viejos.
El autor es periodista
Columnas de CARLOS FEDERICO VALVERDE BRAVO