¡Nunca MÁS!
Salvando las distancias de fondo, las similitudes políticas, sociales y económicas entre Argentina y Bolivia son, cuando menos, de forma. Nos une, casi como por un pase oscuro de desgracia, pasajes de un camino histórico accidentado: reivindicaciones sociales constantes, crisis económicas agudas en diferentes escenarios y, para matizar el mosaico, idéntica pillería, escándalos y estafas de gobiernos dictatoriales y populistas que solo el más allá y la cárcel se encargaron y se encargarán de escrutarlos y condenarlos.
Para los argentinos más sentimentales, el peronismo aún sigue siendo sinónimo de pasiones desenfrenadas y casi patológicas. Seguramente, así como otros traumas insuperados, el peronismo es una medalla dorada con dos gigantescas caras que no cesan de mostrar un rictus de tragedia y devoción, colgada en los cuellos de los descamisados contemporáneos y de muchos que aún se columpian en el péndulo de derechas e izquierdas.
El peronismo tiene albores en la década de 1940. Juan Domingo Perón supo articular a los trabajadores de las áreas rurales cuando Argentina le decía adiós a un modelo agroexportador y se asomaba con cierto optimismo a una incipiente industria.
Perón, a pesar de haber sido militar, su administración (fue elegido tres veces presidente) no se definiría como una dictadura. El peronismo, como doctrina y movimiento, iba mucho más allá, se situaba en un gran modelo político paradójico que hasta nuestros días no encuentra una definición conceptual e ideológica definitiva. Fue un gran movimiento que reposó y aún reposa en una convicción sagrada y religiosa, casi celestial y de salvación. Una suerte de tótem y tabú, no tanto como principios políticos conceptuales, sino como representación de una figura suprema: un nombre, un enviado, un intocable, un semidiós.
El retorno a la democracia en Argentina llega con Raúl Alfonsín, la desgracia y la miseria, con Carlos Menem. A partir de entonces, a los argentinos, el asado les sabe a pura estafa, mentira, corrupción y desastre económico. El cuadro de la vergüenza lo encabeza Cristina Kirchner y la escoltan: Macri, de la Rúa, Duhalde y Néstor Kirchner. ¡Nunca más!
En Bolivia, el peronismo fue remedado por distintos gobiernos: los populares, polulistas, demagógicos y hasta delincuenciales.
Evo no era el Gobierno, el Gobierno era de Evo. Hizo lo que todo caudillo hace con sus leales: ordenar, ser el cabecilla de acciones de facto y adoptar métodos antidemocráticos, cegando la libertad, corrompiendo y pudriéndolo todo lo que tocaba.
Morales y muchos gobiernos suramericanos: el de Correa, de Chávez, de los Kirchner de ayer, y de los Fernández al cuadrado de ahora, en Argentina, fueron y son la imitación más grotesca de un peronismo prostituido. ¡Nunca más!
Evo Morales Ayma destruyó la institucionalidad democrática, corrompió el Estado, su entorno, e instauró un régimen de terror: corrupto y con la penetración del narcotráfico en su gobierno más evidente en la historia del país.
Hoy, el régimen por encargo, y la prolongación del evomasismo con toda su maquinaria política de facto, está más vigente que nunca. El gobierno de Arce está sitiado por la corrupción y también por la penetración del narcotráfico más manifiesto y descarado.
El desgobierno es inminente y la crisis económica en el país se agudiza cada vez más.
El 4 de diciembre de 2014, César G, Calero, publicó en la edición digital de El Mundo, el dramático caso de la niña de 14 años, Nelly Rivas, quién fue amante de Juan Domingo Perón. “La historia de amor prohibida había comenzado en 1953, cuando un grupo de jovencitas de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) visitó la residencia oficial de Perón. Allí estaba Nelly, una muchacha de origen humilde entre los humildes. Cuando el general se acercó a saludar a las chicas, Nelly se quedó petrificada.
"Ah, tenemos amiguitas nuevas. ¿Cómo te llamás?", le espetó de buenas a primeras. En ese momento no pudo contestar. "No me voy a separar nunca de este hombre", pensó minutos después, según le confesaría más tarde a Zavala. Su aproximación posterior a Perón fue meteórica.
En poco tiempo, quedó a cargo del cuidado de los perritos de la residencia oficial y se le asignó un dormitorio que había sido utilizado por Evita. Poco a poco, la "Nenita", como la llamaba Perón, sucumbió ante el "poder de seducción" del presidente”.
¡Nunca más!
Recordemos que Morales tocó fondo con las acusaciones de estupro en su contra, el 2020. Según una denuncia del Gobierno interino de entonces, Morales habría mantenido una relación sentimental con una menor de 14 años mientras todavía era presidente del país. ¡Nunca MÁS!
El 28 de noviembre 1975, fue creado el Plan Cóndor, en Chile, a la sombra de una reunión de seguridad presidida por Manuel Contreras, jefe de la policía secreta chilena, y en la que participaron militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Según el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Argentina, el Plan Cóndor era "un sistema formal de coordinación represiva entre los países del Cono Sur que funcionó desde mediados de la década del 70 hasta iniciados los años 80 para perseguir y eliminar a militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles de nacionalidad argentina, uruguaya, chilena, paraguaya, boliviana y brasileña".
En septiembre de 1984, se publica El informe “Nunca Más”, o “Informe Sábato”. En él, se pretendía aclarar e investigar la desaparición forzada de personas producidas durante la dictadura militar en Argentina.
Actualemente, el clamor es de todos los argentinos libres. ¡Nunca más!
Este tiempo, en el que las relaciones entre Bolivia y Argentina están en su momento de compadrazgo, debe servir para reflexionar sobre lo que más nos aproxima a ambos pueblos: la libertad, la justicia y la democracia.
El pasado 1 de junio, el presidente argentino, Alberto Fernández, dijo que en 2019 hubo un “golpe” en Bolivia. Estas desaprensivas declaraciones las hizo en presencia de Arce Catacora, a propósito de la inauguración de una obra de transmisión que exporta electricidad al norte de Argentina. Un acto manejado políticamente, está claro.
Las palabras de Fernández son desleales, incluso, con la historia de lucha democrática de su país y, obviamente, con la de Bolivia, que transita los largos caminos de la injusticia y la impunidad.
Tras 14 años de caudillismo nefasto y dos de un evidente desgobierno, el nunca MÁS Debe ser una consigna de resistencia hacia 2025.
El autor es comunicador social
Columnas de RUDDY ORELLANA V.