Torturas en Cuba, interpelación a la UE
El 30 de mayo último, la organización Prisoners Defenders (PD) presentó el Primer Estudio Integral sobre la Tortura en Cuba. Javier Larrondo, su presidente, afirmó que se demuestra que el régimen cubano “tortura vilmente a todos, a todos y cada uno de sus presos políticos”, con base en 168 casos aleatoriamente tomados y otros 14 seleccionados.
PD documenta a hoy 1.277 presos políticos en Cuba, sin abogados independientes (en Cuba todos los abogados son funcionarios del régimen), muchos en prisión provisional y todos por desórdenes públicos, desacato y sedición, tipos ambiguos para reprimir libertades civiles con abuso de poder.
Dijo Larrondo: “Cuba está viviendo las actuaciones de un fascismo extremo que el mundo libre no puede seguir tolerando ni un solo día más”, afectando a quienes “cuando ya están presos, sin poder hablar, sin poder salir de una celda, esposados, cuando les han despojado de todo lo que tienen y de todo lo que son, cuando están en la indefensión más absoluta, ahí, en ese momento, además los torturan, y los torturan sin piedad, sin descanso. (…) Esta forma científica y sistemática de practicar la tortura es la peor para el torturado, porque lo hacen una y otra vez, sin detenerse ni un solo día en esas torturas”. Como Marco Antonio Aramayo, torturado en Bolivia hasta morir.
Según el Estudio, José Daniel Ferrer, de 52 años, es el preso más torturado, con ataques sónicos, envenenamientos químicos en el agua y comida y aislamiento en una celda preparada tecnológicamente para estas torturas, desde 2021.
El presidente de PD lamenta que Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, haya visitado la isla para negociar nuevas subvenciones a las empresas del régimen cubano al amparo del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación suscrito entre la UE y Cuba, vigente desde 2017, negándose a hablar con los Premios Sajarov, familias de presos políticos u organizaciones de la sociedad civil cubana. “Europa no puede mirarse al espejo si no vive en la verdad. No se puede vivir en la mentira, en la denegación de auxilio, en el silencio”, señala Larrondo.
La finalidad del acuerdo era “apoyar el proceso de transición de la economía y la sociedad cubanas”. La transición tenía como clave a los derechos humanos. Por consiguiente, como dijo Xaviert Nart, eurodiputado, ese acuerdo no era sólo “para los mejores negocios de la UE en Cuba, sino (…), para la apertura de la democracia. Esa democracia significaba el respeto a los derechos básicos que son las libertades, (…) en breve, la capacidad que tiene la persona de discrepar del poder sin terminar en la cárcel”.
Dita Charanzová, vicepresidenta del Parlamento Europeo, vincula la situación de los derechos humanos en Cuba, la peor desde 1959, con el apoyo del régimen de la isla a Putin y la invasión rusa a Ucrania. Dice que mostrar tal realidad no es suficiente, que “no vamos a parar hasta que Cuba sea un país democrático, hasta que Cuba respete los derechos humanos y hasta que en Cuba haya libertad y dignidad”.
Y sí. Ha llegado la hora de que la UE decida finalmente si está en el bloque occidental del mundo o no.
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