“Diario opositor”
El periódico El País de España publica la noticia de que Página Siete ha desaparecido en Bolivia. A su nada equidistante corresponsal no se le ocurrió mejor titular que uno dotado de un calificativo objetable: diario opositor (¡ay caray!) cierra por falta de recursos.
No sólo dice que Página Siete era el “principal periódico opositor”, sino que cuando fue fundado, en abril de 2010, todos los columnistas de La Razón “encabezados” por Carlos Mesa se pasaron al nuevo diario. Ese éxodo de plumas, a decir de El País, habría dado inicio a la “polarización periodística” en Bolivia (¡ay, Carlos, las cosas que provocas, che!).
El arrebatado corresponsal añade que desde que Página Siete tituló por error que un bebé había muerto en la represión contra la marcha por el Tipnis, el Gobierno de Evo Morales lo incluyó en el campo enemigo. Desde entonces, Página Siete se habría convertido en “referente de las clases medias acomodadas” fuertemente opositoras al MAS (el diario de los jailones).
El País remata: Página Siete difundió argumentos contra la cuarta reelección de Evo y jugó un rol en la “creación” de un estado de ánimo que enmarcó el derrocamiento del jefe del MAS en 2019 (¡guau, cuánto poder!).
Tras leer el texto del bribón, cualquier incauto usará para celebrar que un diario “que inventa la muerte de un bebé, pasa a ser parte de la derecha, se hace ídolo de los más ricos, acumula argumentos sobre la ilegalidad de la reelección indefinida y es capaz de crear todo un estado de ánimo a fin de derrocar al presidente”, se haya cerrado. Aleluya.
¿Qué es El País en España?, ¿un diario opositor u oficialista? A lo mejor todo diario que se respete necesita ser opositor para no ser considerado vendido.
El corresponsal admite que Página Siete criticó al Gobierno de Áñez. ¿No será porque en los hechos siempre fue, quiso y debió ser opositor? En ese sentido, ¿no será cuando menos redundante decir: “diario opositor”?
Y, por último, ¿es capaz un diario de “crear” un estado de ánimo que lleve al derrocamiento de un presidente. ¿Tanto poder tuviste, Rauli Garafulic? Pues si así fuera, amigo, nunca, jamás, debiste haber cerrado ese poderoso molde de conciencias.
Columnas de LA H PARLANTE