Autogolpe, no...
Ya se sabía. En 2019, tras el adelanto de la auditoría electoral de la OEA y la paralización del país por 21 días, el MAS decidió generar un vacío de poder con el fin de impulsar una movilización social que restituya a Evo en el poder. Gente llorando para que regrese el Jefazo.
El guion es el mismo que usó Chávez en 2002 con la enorme diferencia de que en Venezuela sí había derrocamiento militar en curso. Además, en Caracas cientos de personas bajaron de los cerros para exigir la reposición de Chávez y lo lograron.
Ahora, en medio de la pugna entre Arce y Morales, varios dirigentes del MAS pasaron a reconocer que recibieron la orden verbal de renunciar masivamente a todos sus cargos en 2019.
Lo que no esperaba el MAS con esa estrategia era 1.- que el vacío de poder fuera llenado en 48 horas, 2.- que nadie saliera a la calle a pedir el retorno del caudillo.
Apenas llegó a México, Evo dijo estar dispuesto a volver si se lo pedían y estuvo esperando una respuesta a su carta de dimisión. Pero lo que hizo la Asamblea Legislativa fue aceptarle la renuncia y convocar a nuevas elecciones. Para colmo, su candidatura quedó vetada.
Ahora que se sabe que el vacío de poder fue una orden del MAS a sus militantes, la oposición, acusada de golpista, ha visto la oportunidad de oro para revirar la acusación... “los golpistas son ustedes”. Es un error.
¿Qué es un autogolpe? Es cuando el presidente disuelve por la fuerza el Parlamento. Es lo que hizo Fujimori en Perú en 1992 y lo que quiso hacer Trump con la toma del Capitolio en Estados Unidos. Un autogolpe es permanecer en el poder cambiando de régimen, transformando un gobierno democrático en otro dictatorial. Nada de eso pasó en Bolivia en 2019.
Un vacío de poder no es autogolpe. Morales dejó el país y aunque hubiera regresado en una semana, nada de lo que hizo se parece a un autogolpe.
Columnas de LA H PARLANTE