Grandes mitos urbanos sobre Cochabamba
Cochabamba junto con La Paz y Santa Cruz son los tres departamentos que conforman el eje de desarrollo nacional. Su evidente rezago respecto de los dos últimos y la visible problemática socioespacial reflejada notoriamente en su ciudad capital, no son resultado del crecimiento demográfico y de la expansión urbanística. Una serie de condicionantes se le atribuyen, sin embargo, muchas de ellas presentadas como situaciones reales no pasan de ser mitos urbanos. Algunos prejuicios son el fundamento del justificativo institucional al momento de mediatizar “un proceso de desarrollo urbano” quimérico, disfrazando la ausencia de gestión pública efectiva.
1. Metropolización de Cochabamba: Han transcurrido 9 años y más desde el 27 de mayo del 2014, y la conformación metropolitana es solamente la nominación teórica de una entidad territorial. Si bien satisface agrupación de ciudades medias con un valor de conectividad interno, no afecta mayormente el sistema urbano. No está posicionada en los mercados globales, no hay gobernanza participativa, no existe base productiva, no tiene hiperconexión; y tampoco cuenta con un plan metropolitano; por lo tanto, no contempla proyectos metropolitanos. No tiene Consejo Regional para la toma de decisiones y carece de perspectiva de pensar metropolitanamente.
En la dimensión económica, no presenta clústeres competitivos internacionales, no tiene empresas innovadoras diversificadas, hay escasez de empleos de calidad y mano de obra calificada, no tiene consumo responsable, ni tampoco renta distribuida. En lo social, su inmigración es homogéneamente pobre, no tiene servicios especializados ni microsegmentados, no hay cohesión ni capital sociales implicados, su innovación es vertical y su demografía no es equilibrada. En lo ambiental, ante las crecientes emisiones contaminantes no existe conciencia ambiental, preservación de recursos, ni prevención de impactos. En lo político-institucional, carece de coordinación y participación, baja especialidad burócrata, no previene la conflictividad territorial, no existe concertación intermunicipal y se cuestiona la gestión.
2. Desarrollo urbano en altura: Sin ser atribuible a la falta de suelo urbanizable, la ciudad ha generado grandes problemas por la falta de planificación en la determinación de zonificación de alturas. El desarrollo urbano solo muestra el poder económico de los agentes inmobiliarios que consideran ser el principal factor del desarrollo económico; y aunque efectivamente coadyuvan en la generación de empleo, su operativización se ejerce sin mayor regulación. Lamentablemente este proceso desarrollista no es paralelo al análisis urbano integral, por lo que se hacen visibles grandes problemas colaterales frente a la nueva demanda edificatoria que se traducen en la alteración heterogénea de la funcionalidad, morfología y paisajes urbanos; congestión vehicular, obsoleta infraestructura vial, sobreposición de líneas de transporte público, excavación arbitraria de pozos de agua, obstrucción de redes de alcantarilla, utilización indiscriminada de materiales refractarios que incrementan la temperatura ambiente, saturación del sigma del suelo, entre otros.
3. Movilidad urbana: La ratio de 3 habitantes por vehículo refleja el incremento del parque automotor. En los últimos 10 años el aumento se produjo en el sector del transporte público, formado por trufis y minibuses, cuya afiliación a una línea no demanda mayor requisito que el aporte privado de un capital económico. Circulan una congestionada infraestructura resultado de la ausencia de proyectos de mejoramiento y deficiente planificación integral, apoyados por una desregulación normativa y monitoreo de su desempeño. La solución no depende solamente del planteamiento técnico de planificación, sino de decisión política que involucre la participación de operadores, administradores y usuarios, que encausen una reingeniería de la movilidad con nuevos medios de transporte público hasta consolidar un sistema.
4. Cochabamba, ciudad jardín: ¿Una gloria del pasado? El concepto emerge de las apreciaciones y comprensiones de Ebenezer Howard, que referían el ordenamiento urbano a partir de la generación de un modelo concéntrico (concentrado) de planificación con sectores de baja densidad, donde el proceso formal de crecimiento refleje la capacidad ciudadana de generar una ciudad autosuficiente. La transformación urbanística en Cochabamba no tuvo la capacidad de preservar este concepto y menos su vocación de ciudad que integra la actividad residencial con espacios verdes; tampoco logro mantener la provisión de recursos de floricultura ni su condición paisajística, que influyó también en su productividad económica.
5. Cochabamba, ciudad gastronómica: Es necesario reevaluar el concepto en función de las verdaderas condiciones de oferta de una gastronomía de calidad y la posibilidad de exportar sus atributos para instalarla en los modelos gourmet de las ciudades del mundo. Se deben mejorar algunos aspectos aceptados internamente, pero posiblemente debatidos en el exterior, en función de una comparación de la oferta culinaria de otros países. Para esto, habrá que aceptar el mejoramiento de la calidad ejerciendo control incondicional, aunque esto represente reducir su cantidad, para permitirle mayor recepción de carácter comercial, en base a atributos, que posibiliten establecer estándares vinculados con la composición del producto, vida útil de las provisiones, uso de conservantes e insumos tradicionales, envases, y tipo de consumidores.
6. Roba, pero hace obras: El mal concepto impreso en diferentes épocas por parte de una población resignada intenta justificar la gestión pública de autoridades que pueden “decidir” sobre el desarrollo urbano. Se les atribuye erróneamente la condición de buen administrados por ejecutar algunas obras básicas, que permitan mejorar las condiciones de vida de los habitantes, como asfalto vial, dotación de infraestructura de servicios de agua y alcantarilla, a cambio de consentir y aprobar el manejo discrecional de recursos económicos fiscales. Como si el compromiso y responsabilidad asumida no obligaría trabajar por el desarrollo de la ciudad.
7. Folclorización de la cultura: La mediatización de los bailes tradicionales, acontecimientos religiosos, desfiles patrióticos, y recordatorios de fechas históricas, aportaron en la falsa creencia que esos eventos podrían ser considerados como la base cultural local (nacional). Sin embargo, no representan la cultura en su integridad. Se confunde en la necesidad de reforzar la identidad nacional, el empoderamiento ciudadano, que atribuyendo factores inventados inciden negativamente en la ocupación del espacio público (de manera arbitraria), en desmedro de la habitabilidad y en demostración clara de subdesarrollo.
8. Cochabambinos en todo el mundo: Efectivamente existe alta migración a países del exterior; sin embargo, debemos estar conscientes que el mayor porcentaje de ciudadanos presentes en otras ciudades del mundo se debe a factores de necesidad y falta de empleo que les permitan desarrollar sus actividades en el medio. Se alimenta desde afuera el mito de lugar paradisiaco para vivir, solo como expresión de nostalgia cuando su gente está alejada del país y sus familias.
Se pueden citar muchos más mitos urbanos; semillero deportivo, ciudad exportadora, capital de la integración religiosa, y otros. Sin embargo, representan solamente malos enfoques de una marca ciudad mal instalada o sobrecargada de responsabilidades, sin tenerla efectivamente. Su potencialidad pueda encontrarse solamente a partir de la racionalidad de la voluntad política nacional, regional y local y el análisis de ciudad a partir de políticas públicas con perspectiva técnica, que atiendan eficientemente al ciudadano, con muchas soluciones sin costo económico, pero de alta rentabilidad social, mediante la realización de estudios urbanos acertados, proyectos eficientes e integrales, desideologizando y despolitizando el rol de las organizaciones sociales.
No es aún una ciudad en reinvención, incapaz de satisfacer la demanda urbana, compuesta por una amplia variedad de colectivos, múltiples intereses y motivaciones muy dispares, que exceden los límites municipales, pero aún no engranan en lo metropolitano. Su relevancia no radica en concentrar mayor población, sino en lograr desarrollo tecnológico, innovación, mejores servicios, reducción del déficit laboral, notoriedad cultural, y cohesión social que disminuya sus brechas entre habitantes de zonas urbanas y rurales.
El autor, Ph.D., es investigador del Ceplag – UMSS, mkquiroga@gmail.com
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